miércoles, 20 de diciembre de 2017

Reseñas breves #9. NO HAY SANTOS de Gabino Iglesias.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

NO HAY SANTOS de Gabino Iglesias.

Fernando es un ilegal y un vendedor de droga de poca monta que ha conocido días mejores. Tras escapar de México hacia los Estados Unidos para alejarse de un grupo de personas que lo querían muerto, ve cómo, de nuevo, la fatalidad se ceba con él: secuestros, maras, brujería, santería, matones rusos, muerte, violencia desenfrenada y el atisbo de un acechante horror ancestral se dan la mano en este vertiginoso noir con ciertas dosis de weird.

Gabino Iglesias es escritor, periodista, ensayista, columnista y crítico literario. Por el momento vive en Austin, TX. Esta es su tercera novela. Lo podéis encontrar en Twitter en @Gabino_Iglesias.

Incluye 11 láminas interiores, 10 de ellas, fotografías del propio autor.


Estamos acostumbrados a que ante una nueva lectura, nuestra mente busque en ella la superposición de unas características por encima de otras, dependiendo de la importancia que les demos, pero ignorando en más casos de los que deberíamos, el valor de muchos factores o considerarlos sencillamente secundarios.
Así, por ejemplo, en la fantasía muchos buscan mundos complejos y originales, llenos de detalles e historia. Los que disfrutan de la ciencia ficción quieren leer algo que les haga mirar hacia un mañana maravilloso, creíble o al menos divertido. Sin embargo, cuando hablamos de terror o novela negra muchos ignoran que lo que debería predominar sobre todo son las sensaciones que su historia provoca en el lector, por encima incluso del universo creado.

Al menos esa es la sensación que he tenido mientras leía NO HAY SANTOS, la novela escrita por Gabino Iglesias y donde ambos géneros mencionados (terror y novela negra) se dan la mano para narrarnos un relato que bien podría ser verídico pero donde se deja cierto espacio para una pequeña dosis de oscura fantasía.

Porque a ver, siendo sinceros, la trama de esta novela es más simple que el mecanismo de un botijo, y no es que deslumbre por su originalidad precisamente. Estamos ante la clásica historia que podría haber escrito y firmado Don Wilson en un rato libre. Narcotráfico, mafias, venganzas, vudú y santería. Un relato lleno de clichés donde no faltan mercenarios, armas de todo tipo de calibre, dinero manchado de sangre y sangre manchada de más sangre. Entonces, ¿Qué es lo que hace la lectura de NO HAY SANTOS tan disfrutable? Pues su ambientación y su puesta en escena.

En el mismo prólogo, Francisco J. Ortiz ya avisa de esa sensación de peligro, del miedo a la muerte que puede contagiarse del protagonista al lector, y en este caso es una afirmación muy acertada. ¿Recordáis la escena de la película Pulp Fiction en la que Butch entra en su apartamento para recuperar las llaves que le llevarán a la salvación? Pues a eso me refiero. Aunque Fernando, el protagonista de esta novela sea un hijo de puta con el que resulta casi imposible sentir empatía y mucho menos sentirse identificado con él, la sensación de tensión, de saber que el peligro acecha en cada vuelta de la esquina es tan constante que se vuelve inevitable. Si, la novela de Iglesias puede parecer un álbum de recortes donde alguien ha compilado los greatest hits de las escenas más repetidas de los relatos de narcotraficantes, pero la dirección casi cinematográfica que impregna a la totalidad del desarrollo convierte su lectura en una experiencia rápida, fluida y sobre todo inmersiva.

Por otro lado, hay quien dice que el apartado paranormal o fantástico apenas tiene protagonismo. A mi eso me parece correcto en esta ocasión, porque yo no buscaba una historia de bandas callejeras dándose de ostias con primigenios tentaculares o criaturas diabólicas. A veces el poder de la superstición (en caso de NO HAY SANTOS representado por las creencias y la oración a distintas entidades con raíces mejicanas, como la santa muerte, llevándolo más allá de unas prácticas que por conocimiento popular se relaciona con actos malignos), de la insinuación en lugar de limitarse a mostrar con todo detalle ese peligro desconocido (hasta entonces) es más fuerte y efectivo, porque hace que nosotros sepamos tan poco como los protagonistas. Gabino Iglesias no hace trampas, no nos proporciona conocimientos únicos ni una cámara de 360 grados que podemos manejar a nuestro antojo y llevar a cualquier rincón del escenario. Simplemente pisamos donde Fernando pisa, miramos donde Fernando mira, y creedme, cualquier cosa aguarda en los ángulos ciegos a los que no tenemos acceso.

El tomo finaliza con un breve ensayo que se centra en la historia de las creencias y cultos que han sobrevivido hasta nuestros días y que muchos tildarían de manera muy precipitada de magia negra. articulo bastante básico (obviamente no podemos pedir más dada la limitación de espacio) con algunos ejemplos tanto reales como llevados a la pantalla que demuestran lo profundas que son algunas raíces, más antiguas de lo que imaginamos.


NO HAY SANTOS no reinventa el género ni lo pretende, y eso se demuestra en una lectura amena, que no decae en ningún momento y que sabe mantener una tensión y un consecuente interés creciente hasta el punto de que su longitud puede parecer insignificante.



4 comentarios:

  1. Esta es de las mías.
    Genial reseña, no lo conocía, me lo apunto =)

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  2. Hola, Gabino Iglesias es de origen mexicano? Los conceptos de la santería, incluyendo a la Santa Muerte cuando tocan los Estados Unidos en verdad se vuelven bastante surrealistas, desaparece la línea del bien y el mal porque de nuestro lado es una cosa y desde otros ojos es la contraria. No es que vaya corriendo por él pero lo quiero leer por el folclor.

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    1. Creo que si, aunque actualmente reside en Austin. De todas maneras, si la obra te interesa sobretodo por el folclore que en ella se incluye en relación a la adoración a la Santa Muerte y rituales mejicanos, no vas a desaprovechar la lectura para nada, porque es uno de los aspectos en que más se centra, amén del breve ensayo que se incluye en relación al tema.

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