Reseña: EL CASTILLO AMBULANTE de Diana Wynne Jones.

Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

EL CASTILLO AMBULANTE de Diana Wynne Jones.

En el país de Ingary, donde las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad existen de verdad, Sophie Hatter ha atraído la desagradable atención de la Bruja del Páramo, quién la hechiza con un maleficio que la convierte en una anciana. Con la determinación de hacer lo adecuado, Sophie viaja al único lugar en el que cree que podrá encontrar ayuda, el castillo ambulante que merodea por las colinas cercanas. Pero el castillo pertenece al temible Mago Howl, que se alimenta, según dicen, de los corazones de jóvenes desprevenidas.

Todos sabemos que el extenso catalogo cinematográfico está lleno de referencias tipo "Basado en la exitosa novela..." o "Del autor del Best Seller..." Libros que han cultivado tal éxito que ha sido inevitable (aunque en algunos casos han corrido ríos de lagrimas y sangre para conseguir ver una novela llevada a la gran pantalla) ver como se convierten en adaptaciones ya sea en imagen real o en animación. Esto no es nada nuevo, al igual de que lo mas común que se suele decir es algo asi como "el libro es mejor", pero eso es otra historia.
Sin embargo hay ocasiones en que una película eclipsa de tal modo a la novela en que se basa que incluso muchos terminan desconociendo que antes de la imagen existió la palabra, o lo que es lo mismo, no saben que la película que tanto les gusta está basada en una novela.

Algo parecido le pasó a la obra que hoy nos ocupa. EL CASTILLO AMBULANTE es una novela escrita en 1986 por la autora británica Diana Wynne Jones, primera parte de una trilogía a la que siguió EL CASTILLO EN EL AIRE y LA CASA DE LOS MIL PASILLOS,  No obstante al igual que pasa con obras como LA PRINCESA PROMETIDA o LA HISTORIA INTERMINABLE, cuando alguien oye mencionar esta película, a muchos le es inevitable tener como primera imagen alguna escena de la versión de animación dirigida por Hayao Miyazaki.

No es para menos teniendo en cuenta la riqueza visual que la obra de Wynne  posee. Cuando uno lee por primera vez EL CASTILLO AMBULANTE no es difícil ya no comparar, pero si colocar en la misma estantería en la que uno tendría obras inmortales como EL PRINCIPITO de Antoine de Saint-Exupéry, EL VIENTO EN LOS SAUCES de Kenneth Grahame o EL HOBBIT de Tolkien, en definitiva, en esa serie de libros que no solo entretiene, sino que además enriquece.

El país de Ingary, el escenario donde se ambienta esta historia supura magia por todos lados. Si, podríamos decir que no falta cierto toque victoriano en los decorados y en sus coloridos paisajes, muy detallados estos pese a que la autora no se excede con descripciones, sino que, sabiendo lo que el lector conocer del decorado , opta por dar unas pautas principales para dejarle el resto a la imaginación de este, dotando a las calles de las ciudades, a las colinas cubiertas de flores o a las altas montañas de un realismo bastante pintoresco si se le compara con los personajes que pasan por la obra.
Pues desde el principio de EL CASTILLO AMBULANTE es una pasarela de criaturas extravagantes, focos que irán iluminando nuestro viaje con colores con un significado y tonalidad propios. desde el conformismo y la inseguridad de Sophie, el simpático demonio de fuego Calcifer, la maldad injustificada de la bruja del páramo, el pasotismo, arrogancia pero en el fondo atormentado mago Howl o los dos dedos de frente y la lógica de Michael, que ejerce de desesperado Sancho Panza para este, son , sin duda, personajes de esos que quedan grabados a fuego durante mucho tiempo en nuestras mentes.

Y si hay que mencionar a un personaje en concreto que entusiasmará al lector, ese es sin duda el propio castillo ambulante. Una obra arquitectónica y mágica a partes iguales, llena de secretos y elementos imposibles, como las puertas que llevan a distintos destinos o... sin ir mas lejos, estamos hablando de un castillo que se mueve.

Sin duda la obra de Diana Wynne hay que leerla con la mente abierta, tanto como la pueda tener un niño, y es que aunque estemos ante una novela juvenil, en ocasiones es imposible dejar pasar por alto ese carácter de fabula o cuento de niños que impregna cada capitulo, los cuales, en ocasiones casi funcionan de manera independiente entre ellos, con sus factores en común claro está, pero que casi se podrían definir de episodios de una misma serie, diferenciándose entre ellos fácilmente por los valores que cada uno quiera inculcar o moralejas.

Novela llena de sentimiento, rebosante de los valores anteriormente mencionados que deberían residir en el corazón de cada persona, tales como el amor o la simple amistad, lo engañosas que son las falsas apariencias, lo peligroso de la arrogancia o sencillamente, lo importante de la imaginación y el saber que no es necesario un gesto extraño de manos o usar palabras en idiomas extraños para obrar magia.

Una obra inmortal, de las que todo niño o adulto debería leer al menos una vez en la vida.

Por cierto, soy de esas criaturas extrañas que se han leído el libro sin haberse visto la película, aunque por lo que tengo entendido son muy diferentes entre ellas pero igual de recomendables.