jueves, 3 de noviembre de 2016
Reseña: 11,4 SUEÑOS LUZ de Nicholas Avedon.
Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:
11,4 SUEÑOS LUZ de Nicholas Avedon.
Más de cincuenta millones de personas malviven en la megalópolis que se ha convertido París en el siglo XXIV. La antigua ciudad de la luz se ha transformado en una ciudad corrupta e inhumana. La mayoría de sus ciudadanos vive sumido en una zona gris donde no llega la luz del sol: el piso cero. Mientras, las élites, ajenas a todo, no abandonan nunca las gigantescas torres, ignorando la miserable existencia de los mugrosos, aquellos que viven en el piso cero.
El mundo ya no tenía solución, pero un grupo de filántropos financió el proyecto Veluss. Un plan muy ambicioso, mucho más grande aún que la fallida colonización de Marte: Llevar el hombre a las estrellas, treinta mil hombres y mujeres —los mejores—, ellos y sus nietos, tendrían una nueva oportunidad, en el sistema Procyon, a 11,4 años luz.
Esta es la historia de Ariel de Santos, uno de los artistas vivos más reputados de los Estados Europeos del Sur, un hombre atormentado por sus pactos con el diablo y adicto al Trank, la droga universal. A través de sus ojos, seremos testigos de una huida del pasado, sin vuelta atrás.
No será fácil entrar en la nueva arca de Noe: millones de candidatos en todo el planeta desean una existencia mejor. Esta es la crónica de algunos de ellos, luchando por hacer realidad un sueño y embarcar en la nave que les aleje de una vida sin esperanza.
La ciencia ficción es uno de esos géneros literarios en los que cuanto más profundizas, más cosas descubres de él. No somos pocos los que tienen su primer acercamiento al género con películas como La Guerra de las Galaxias o Star Trek. Hoy en día sabemos que ambos clásicos pertenecen a una subrama de la ciencia ficción llamada Space Opera, una de muchísimas que existen pero que mantienen algunos elementos en común, entre otros la de acercarnos el mundo del mañana a la actualidad.
Viajes a las estrellas, encontrar vida extraterrestre en otros planetas o que ellos mismos vengan de picnic al nuestro para dejarlo todo perdido, la colonización de mundos o la búsqueda del sentido de la vida, del universo y de todo lo demás son algunas de las propuestas que los escritores de ciencia ficción nos dejan caer y nos hacen mirar al cielo con la cabeza llena de preguntas y complejos de hormigas en el centro de un reino dominado por gigantes. Ahora bien, si hay un género que realmente me despierta un interés personal sobre un futuro cercano, ese es el cyberpunk. Y cuando hablo del futuro cercano lo hago con cierto temor.
Vivimos en la era de la información, una época que las primeras muestras del cyberpunk solo podían soñar, y con esos sueños crear libros y películas que hoy consideramos clásicos como ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS? de Philip K. Dick, NEUROMANTE de William Gibson o SNOW CRASH de Neal Stephenson.
Cosas como Internet, los mundos virtuales, la robotica o la inteligencia artificial alcanzan hoy avances casi inimaginables y que a algunos aún nos cuesta diferenciar de la magia. ¿Pero son todo ventajas?. En absoluto, detalles como la importancia del ser humano como individuo o incluso su papel fundamental para la supervivencia de la tecnología es puesta en duda, paisajes verdes dominados por la naturaleza van perdiendo terreno peligrosamente , siendo sustituidos por grandes metrópolis de metal, luces de neón y cables de fibra óptica. Todos estos elementos que definen y resumen la esencia del cyberpunk están presentes en obras literarias desde hace décadas, y aun hoy éste género se considera un referente de gran importancia en la ciencia ficción, fuerte y con mucho que aportar. Nicholas Avedon así lo demuestra con 11,4 SUEÑOS LUZ.
Esta es una de esas novelas cuya lectura se aparece de manera totalmente inesperada, y como tal no es raro que uno no espere demasiado de ella. "Otro refrito de Blade Runner y Ghost in the Shell con robots, hackers y un mundo a un paso de irse a la mierda...". Es lo que con toda probabilidad pensaríamos de buenas a primeras, o al menos es lo que veladamente pensé yo cuando se me ofreció la oportunidad de leer este libro, desconfiado que es uno. Y si, puede contener muchos de esos elementos que cualquiera consideraría clichés del género, pero no. 11,4 SUEÑOS LUZ no era en absoluto o que yo esperaba, y muchas de sus razones son para bien.
La situación en la que Avedon nos pone no nos resulta desconocida para muchos: La Tierra del siglo XXIII se ha convertido en un planeta super poblado, donde la gente que se lo puede permitir prefiere encerrarse en kilométricas torres o perderse en mundos virtuales que les otorgan emociones que creían perdidas y placeres que no tienen cabida en ningún otro sitio. En este "enternecedor" panorama conocemos a Ariel de Santos, personaje más bien atípico en este tipo de historias, tanto por sus orígenes como por su oficio, director de sueños vividos, una nueva manera de entretenimiento para el público que ya no puede permitiese cosas tan sencillas como sentir a brisa del aire fresco en el rostro. Pronto Ariel se verá inmerso en la mayor oportunidad de su vida: formar parte de la tripulación de un vuelo espacial destinado a la búsqueda de nuevos planetas que pueden convertirse en el nuevo hogar de la humanidad.
En contra de lo que algunos puedan pensar, la obra de Avedon no es un nido de intrigas y conspiraciones cibernéticas, y mucho menos una novela repleta de acción, persecuciones y sanguinarias venganzas. 11,4 SUEÑOS LUZ es una historias atmosférica, tanto que su ritmo pausado hace pensar que en lugar de estar leyendo lo equivalente a una película en movimiento, disfrutamos de una secuencia de diapositivas que, a modo de clase de historia pretende (y consigue) hacernos viajar al futuro y contemplar un mundo a veces extrañamente creíble, dado que pese a los dos siglos que nos separan de la época actual en muchos aspectos, quizá demasiados y no solo tecnológicos sino también sociales, apenas nada ha cambiado. Incluso en ocasiones más que mirar para adelante echamos la vista atrás. Esto en realidad no llega a ser un factor del todo negativo, puesto que ofrece al lector un escenario donde sentirse a gusto y no perdido, que no abusa de ambiciones imposibles, donde la ética humana apenas ha sufrido cambios acordes al nivel de vida , para bien o para mal. No obstante, tampoco nos vemos invadidos por esa sensación de artificialidad general común en el cyberpunk, de supremacía tecnológica e insignificancia moral, un sentido catastrófico que se echa de menos.
Puede que donde encontramos la mayor sorpresa en 11,4 SUEÑOS LUZ es en la capacidad narrativa de Nicholas Avedon. Habilidad nada desdeñable si tenemos en cuenta que hablamos de una obra, repito, altamente atmosférica, donde dar más importancia al trasfondo en el que ocurre la acción que a la acción en sí durante 300 páginas sin tener que recurrir a la paja/relleno es digno de elogio.
Pues si, es curioso que a medida que pasamos páginas, la trama principal no deja de resultarnos difusa, no conseguimos visualizar un camino establecido, la línea recta que marcaría la historia desde un principio, pasando por un nudo y desembocando en su desenlace, pero no por ello nos arrebata el interés de su lectura. Muy al contrario, su trama sabe atrapar, arrojar esas pequeñas migas de pan y tenernos pendientes y atentos a que nos caiga la barra entera. El retrato de un París futurista al que el tiempo no ha tratado nada bien, el de una población que prefiere cerrar los ojos a la realidad u ocultarse en mundos virtuales y experiencias ajenas y artificiales, donde la orden de conectarse es más necesaria para el hombre que la de respirar y donde incluso algunos tipos de "drogas inteligentes" son legales... Estos son solo unos pocos trazos de un cuadro complejo que el autor con su skyline literario nos ofrece.
Es una pena, en contra, que la visualización del concepto del cyberpunk de Avedon sea tan parcial. El escritor apenas se aleja del campo profesional de sus protagonistas, por lo que la visión de la Tierra del siglo XXIII no va mucho más allá de lo que ven los ojos de un director de sueños vividos. No es poco, pero uno desea saber más sobre todo lo que le rodea, su sociedad, política, ver que hay más allá del llamado "piso cero" y por supuesto quiere conocer la historia, qué ha pasado en los más de 200 años que nos separan de ese futuro imaginado. De nuevo, no lo digo tampoco como una pega intolerable, al contrario. Con esto quiero demostrar el valor imaginativo de la novela y el deseo que genera en el lector de querer profundizar en su trasfondo.
Lo que si veo como un error es esa aparente prisa que le entra a Nicholas por acabar la novela. Llega un punto en que los acontecimientos empiezan a descontrolarse y a sucederse uno tras otro, a veces incluso finiquitando asuntos pendientes sin molestarse en dar la menor explicación de como se ha llegado a ese punto. En contraste con el tranquilo ritmo con el que nos lleva durante aproximadamente las tres cuartas partes del libro, estas cosas se notan más de lo que debería ser normal y afea ligeramente un resultado final que podría haberse solventado añadiendo unas cuantas páginas.
Otro defecto que podemos encontrar, y este es más grave, es el trato que la historia da a la figura de la mujer. No es que esté reivindicando una trama feminista en 11,4 SUEÑOS LUZ, es que casi la totalidad de los personajes femeninos son tratados como damas en apuros o trofeo de conquista romántica (cuando no de meros objetos, y si, en muchos casos con connotaciones sexuales). El siglos XXIII parece reivindicar para la mujer una situación de sexo débil, y apenas vamos a encontrar personas de este género que no ejerzan profesiones encasilladas como actriz, modelo o prostituta. Y oportunidades de redimirse no faltan, pero cuando vemos la posibilidad de que una de ellas pueda salvar la situación, de hacerse un merecido hueco en el papel de heroína parece siempre truncarse y quedarse en un mero y burdo intento (Algunas pruebas narradas en la novela son pruebas de ello) ¿Quizá es que el futuro no ha sido solidario con la mujer a causa de un estancamiento de ideas patriarcales? Quién sabe, pero si estuviera en mi mano cambiar una cosa, solo una cosa de esta novela en pos de una mejora personal, sería sin duda la importancia del papel femenino en el argumento, siempre y cuando no haya sido intencionado, claro está.
11.4 SUEÑOS LUZ se apunta a la moda de las primeras entregas en forma de opening. Es decir, esos primeros títulos de una inminente saga que más que una novela en sí parece una larga introducción de la misma, una puesta a punto para lo que pueda venir en las próximas entregas. Así bien, Nicholas Avedon ha sabido crear un mundo rico en matices, original tanto por la propuesta como los elementos usados para crear la trama, elementos que por separado puede que no sean los más novedosos del mundo, pero que mezclados saben adaptarse a las exigencias del guión. Esperemos que una secuela pueda pulir un resultado final nada desechable, porque salvo desacuerdos nombrados, va por buen camino.
No podía irme sin mencionar el trabajo de edición del formato físico que Amazon ofrece a títulos como el presente: Inclasificablemente nefasto. Las cubiertas son del tipo Scotch Brite, es decir, que absorben todo lo que alcanzan. Si tocas dichas cubiertas con la mano ligeramente húmeda, la mancha va a quedarse ahí para siempre. Sin contar que son tan finas que lo recomendable una vez has terminado con el tomo, es ponerle encima una baldosa de varios kilos para devolverle a forma original. Una pena que trabajos así tengan que encuadernarse en formatos tan pésimos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una pena lo de la edición tan pésima, lamentablemente se da mucho en Amazon.
ResponderEliminarUn beso :)
Es una pena, y no solo con este, me he topado con títulos encuadernados por Amazon que dan autentico asquito.
Eliminar