Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:
A TODO VAPOR de Terry Pratchett.
El progreso ha llegado a Mundodisco a lomos de una locomotora de vapor.
Sus habitantes acuden en masa a admirar el revolucionario prodigio de la técnica, obra de un joven inventor autodidacta llamado Dick Simnel. Inmediatamente Lord Vetinari decide apropiarse de la máquina, y nombra a Húmedo von Mustachen, su hombre para todo, responsable de la operación. Entretanto estalla una revuelta política entre los enanos, que planean atentar contra su rey y sabotear el ferrocarril.
Von Mustachen tendrá que esquivar muchos escollos para evitar que todo descarrile.
Soy un fiel defensor de la idea de que para conmemorar a nuestros seres queridos o a nuestros ídolos no hace falta llevar flores a su tumba. No es necesario llorar a varios metros por encima de un cadáver descompuesto, mero recipiente de ideas y talento y enseñanzas. Cuando rememoramos la memoria de aquellos que marcharon dejando un valioso legado debemos hacerlo con alegría, con la idea en la mente de que el mundo sigue girando y, aunque algunos de sus pasajeros ya no estén entre nosotros, su recuerdo es imborrable y sus lecciones inmortales. Cuando un viajero se apea del vagón, nunca falta esa persona que se la queda mirando y que, en cierto modo echa en falta durante lo que dura el viaje. Sin embargo Terry Pratchett es uno de esos viajeros que entran al tren haciendo cabriolas y al abandonarlo todo el público lo despide con una mano, mientras que con la otra se enjuaga lágrimas de alegría, agradecimiento y sí, también añoranza.
En mi caso, cualquier cosa que se me ocurra que deba agradecer acerca del mundo de la literatura se lo debo a Sir Terry Pratchett. Sí, reconozco que soy de aquellos que descubrió Mundodisco no a través de un libro, sino gracias al videojuego para PC Discworld creado por la tristemente extinta Psygnosis. Hicieron falta apenas un par de partidas para crear un precedente en mi persona, convirtiendo a alguien que evitaba coger un libro si no era estrictamente necesario en un autentico devorador de ellos. Así que sí, puedo reconocer con orgullo que mi afición a los libros se la debo al señor Pratchett, por encima de Stephen King o cualquier escritor de terror, género que al final terminó predominando entre mis lecturas.
Terry Pratchett nos ha dejado, y a cambio ha dotado del don de la inmortalidad a una riada de personajes inolvidables y fantásticos como Rincewind, Yaya Ceravieja y su séquito de brujas, Sam Vimes y la guardia de la ciudad de Ankh- Morpork, Vetinari o la mismísima Muerte entre otros muchos que han hecho, hacen y harán que la aventura de la lectura se convierta en momentos inolvidables.
Es por eso que mientras uno lee A TODO VAPOR, cuadragésima novela de la saga de Mundodisco sienta la alegría y satisfacción que produce leer cualquier obra del maestro, pero sin poder espantar cierta tristeza que revolotea cual mosca cojonera.
Y es que si tras la friolera cifra de cuarenta novelas, un servidor disfruta de cada nueva entrega como la primera y sus relecturas son porque ese continente plano que cabalga sobre cuatro elefantes que a su vez se posan sobre la tortuga celestial Gran A´Tuin de algún modo supo encontrar el camino más recto hacia su corazón y el de millones más de lectores que han crecido y evolucionado con los habitantes de Mundodisco. Un mundo que no deja atrás dicha evolución y cuyas semejanzas que unen este mundo fantástico con el real son cada vez mayores. Así, como si nos trasladara a la época de la revolución Industrial, el ferrocarril llega a la ciudad de Ankh-Morpork, convirtiendo una aventura llena de sátira en casi una lección de historia moderna.
Terry Pratchett no solo tiene imaginación, sino que también le sobra ingenio, y éste es plasmado en las páginas de A TODO VAPOR por medio de una infinitud de lecciones sobre la creación, progreso, circunstancias y consecuencias de la aparición de la locomotora a vapor. Esta historia no nos limita a ser un mero espectador que ve pasar una innovadora máquina dejando una estela de humo hasta perderse en el horizonte, sino que nos mete de lleno en el mismo corazón del ferrocarril, enseñándonos como un simple prototipo termina convirtiéndose en el futuro, en las innumerables posibilidades que se abren a su alrededor para primeras, segundas y terceras personas y, por supuesto, los peligros que tal ingenio trae consigo. El autor no deja nada al aire, sino que deshoja el tema alegremente convirtiendo en dolorosamente creíble algo que se supone que pertenece a un mundo de fantasía. Y es que, como indicaba anteriormente, el abismo que une este mundo con el nuestro, a veces se vuelve tan irrisoriamente pequeño, que nos vemos capaces de poder sortearlo de un salto.
Reconozco que el personaje de Humedo Von Mustachen nunca ha sido de mis favoritos, siempre preferí al carismático Vimes o al miedoso Rincewind, aunque ello no quiere decir que no haya disfrutado de títulos como DINERO A MANSALVA o CARTAS EN EL ASUNTO, porque, aun siendo un rufián, un tramposo y un estafador, con esta última historia se hace querer, y al mismo tiempo que muestra su lado más pícaro también aflorará su parte más humana. Es algo parecido a lo que pasa cada vez que ahondamos en a vida del patricio Vetinari, un personaje que se termina volviendo indispensable a la hora de entender como funciona el mundo.
Un común en las novelas de Mundodisco es la doble trama. Por un lado, el mundo se rinde ante la innovación y el poder del ferrocarril, por otro lado el mundo e rinde ante otro sentimiento: el terror.
La discriminación racial o social en un tema que se ha tratado con bastante asiduidad a lo largo de las tramas que componen Mundodisco, sin embargo, en A TODO VAPOR, el tema va más allá, satirizando pero de manera bastante seria un tema de bastante actualidad como son los actos terroristas movidos por movimientos radicales o extremistas, retratando como si de un grupo del ISIS o Al Qaeda se moviera entre la comunidad enana del disco a raíz de ciertos acontecimientos que surgieron en la novela ¡ZAS! y donde una aparente hermandad irrompible termina separada entre los que son o no considerados infieles.
Terry Pratchett trata como en otras ocasiones temas de índole bastante seria y actual de una manera paródica pero curiosamente sin llegar a faltar el respeto o ridiculizando el tema, sino tratándolos de manera didáctica, aleccionando al lector y llevándolo a una ética bastante simplista, pero que parece que por desgracia a muchos se les escapa.
Cualquier lector de Pratchett asiduo, que haya leído todas y cada una de las novelas de Mundodisco desde EL COLOR DE LA MAGIA a la presente A TODO VAPOR no puede negar que poco a poco la escritura del autor se encaminó a temas más serios, y por lo tanto la lectura se volvió incluso más oscura que en sus principios. Así, esta última entrega, pese a no llegar al drama de TURNO DE NOCHE o a la novela veladamente histórico/ficticia REGIMIENTO MONSTRUOSO, no andará escasa de momentos y reflexiones que busquen antes la meditación del lector que la carcajada.
Pero risas hay, no cabe duda. El humor de Pratchett estará acompañándonos a lo largo de todo el viaje, al igual que las apariciones de muchos personajes ya clásicos en la saga, como miembros de la guardia, Vetinari (que casi actúa como coprotagonista), Harry Rey, donde adquiere el papel que merecía a gritos, o los trasgos, todos ellos tratados con la máxima ternura y devoción que los hacen ver no como meros personajes ficticios creados por la mente del autor, sino como auténticos hijos suyos.
A TODO VAPOR es una novela más de Mundodisco, y aquí el termino "una más" no es con tono despectivo, sino todo lo contrario. Cualquier obra firmada Por Pratchett es sinónimo de calidad, talento y las máximas calificaciones.
Cierro el libro con una sonrisa en los labios, pero también con cierta congoja de saber que la próxima novela ambientada en este fantástico mundo, LA CORONA DEL PASTOR (10/03/2016), será la última escrita por ese hombre siempre retratado con sombrero en la cabeza y amor por la literatura en el pecho. Pero no lloro su perdida, sino que sonrío en el recuerdo que deja en cada una de las páginas de sus libros, los cuales, si no habéis descubierto ya, no se que coño hacéis perdiendo el tiempo leyendo esta mierda en lugar de lanzaros a por sus obras.
Gracias por todo maestro. Hasta dentro de un mes.
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