domingo, 13 de marzo de 2016

Reseña: ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA de Ignacio Cid Hermoso



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA de Ignacio Cid Hermoso

Una vida en soledad, una vida imaginada a través de las ventanas, con amor de pago, ficticio, y vasos de zumo de naranja a medio beber. A través de una de esas ventanas, nuestro antihéroe se enamora de una mujer, a la que mira desde el otro lado de la calle, inventándose un nombre para ella, una vida para los dos y mil maneras de hacerle el amor a oscuras. Todo ese deseo, sin embargo, no tarda en desembocar en tragedia: desde la seguridad de su casa, es testigo de un violento asesinato.

La trama de esta novela amarrada a la perversión del voyeurismo se empapa del misterio de la novela negra, la paranoia y el erotismo, dando lugar a una intensa obra sobre el amor, el sexo, la violencia y la soledad.

Hay escritores que presumen de escribir fantasía inventándose personajes memorables y escenas épicas llenas de acción y romance, lenguas antiguas propias creadas de cero, mapas de nuevas tierras llenas de pintorescos paisajes e incluso sistemas gubernamentales y sociedades que beben mucho de la historia real.
Por los mismos motivos alardean los que optaron por escribir ciencia ficción. En este caso, no dudan en sacar pecho cuando algún seguidor menciona el basto conocimiento de estos sobre ciencia, tecnología o astrología.
Algunos escritores de terror se van a la cama con una sonrisa sabiendo que sus historias van a privar del sueño a muchos de sus lectores.

Sin embargo, pocos autores son los recordados por escribir sobre algo tan conocido y a la vez inexplorado como es el alma humana y la mente individual o colectiva. Y es que el alma es un lugar infinitamente mas grande que todos los mapas juntos que acompañan a las novelas de fantasía, y está habitado por criaturas increíbles cuyas formas solo la imaginación conoce sus limites. Un lugar donde es posible la mayor historia de amor de todos los tiempos y donde no hay problemas para imaginar los actos más crueles que el hombre pueda paladear sin vomitar en el intento.
El alma es, en definitiva, un mundo donde lo normal es perderse. Por suerte autores como Ignacio Cid Hermoso parecen equipados con una brújula para guiar sus pasos.

Nos asustó con TEXTURAS DEL MIEDO, nos confundió con su mezcla de belleza y suciedad en EL OSITO COCHAMBRE, Jugó como quiso con nuestros sentimientos en NUDOS DE CEREZA y GESPENST y desnudó su alma en GROTESQUE... y cuando creía que no podía hacerte mas daño, que solo le quedarían balas de fogueo y derechazos de cansados levantamientos de brazos, va ahora y nos aplasta los sentidos con ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA.

Si como digo, con su anterior novela Ignacio desnudó su alma y nos mostró los sentimientos que con más recelo esconde, ahora, con su nuevo novela, es él el que desgarra las vestiduras de las nuestras y las expone para su juicio y sentencia, haciendo que nosotros mismos seamos testigos ignorantes de que lo que a veces tenemos como sentimientos personales, al final no lo son tanto.

Cuando uno tiene ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA en las manos no puede dudar que esta ante eso que comunmente se definiría como novela. Tiene su inicio, su nudo y su desenlace, su atípico romance, su toque de thriller de personaje vengativo, pero entre lineas uno intuye que hay algo más. Estamos ante uno de esos libros que creo que alguna vez ya definí como "autodestructivos", una especie de antítesis de los odiosos libros de autoayuda que, en lugar de mostrar un mundo ficticio donde cualquiera puede ser feliz si se lo propone o, dicho de otro modo, taparte los ojos con una venda, la obra de Ignacio te la arranca y explora no solo en un paisaje realista y duro como es el mundo que contemplamos tras la ventana, sino los sentimientos que este hace aflorar en un peón de la sociedad, esa persona que, cuando te cruzas con él en la calle no te molestas en mirarla a los ojos, ni siquiera a girarte. Un cualquiera, vamos.
Es enorme la importancia que este título da al individualismo, repeliendo la idea del héroe contemporáneo que muchos entendemos. El protagonista ni siquiera es policía o detective. No tiene poderes especiales ni la clave para salvar el mundo. Es un montador de piezas mecánicas, un trabajo tan normal como el tuyo o el mío. Pero lo mas importante son los cimientos de su mente, hechos del mismo material que los tuyos y los míos.

Así es. una vez la novela te ha amenazado en un callejón oscuro los primeros golpes los recibes en forma de realismo verídico, de análisis moral autoinflingido donde resulta hasta desconcertante que en muy pocas páginas cualquiera se vea atado a la vida de su protagonista, del cual por cierto nunca conoceremos el nombre, lo que ayuda más si cabe a sentir en nuestra propia piel cada pensamiento y circunstancia que leemos.

Las situaciones, el día a día, los parajes exteriores, interiores y emocionales son el eje central de la historia. La obsesión, rozando la locura, el miedo a lo desconocido y a la vez constante en nuestras vidas y la desesperación de tocar fondo son los engranajes que mueven una maquinaria que forman un efecto dominó de corto recorrido pero de aplastante resultado, Tanto, que uno se mira al espejo tras la experiencia y se ve con nuevos ojos. sabiendo que esos retazos de pensamiento que creíamos censurables o peligrosos no son tan poco comunes ni tan personales. que las vías de escape que usa la mente en un mundo dominado por la rutina son algo que cualquiera puede experimentar, practicar y perfeccionar, y a veces de maneras en exceso similares a las propias.
Esos viajes en metro, ese inventarse la vida de las caras que ves todos los días de camino al trabajo. Esa chica o chico del que no puedes apartar la mirada en una especie de romance fingido, de sentirse cómplice de sus secretos y vigilante de su mirada baja. Elementos rutinarios que tras leer una novela como ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA, se vuelven menos íntimos, te desnudan e alma y te hace preguntarte "Entonces, ¿Los demás hacen lo mismo?"

Una novela, un libro de reflexión, un ensayo improvisado sobre ver moverse el segundero de la vida. ¿Algo más? Si. Sus poco más de cien páginas ocultan, solo para los menos observadores una maravillosa carta de amor. Puede que este sea el romance más atípico que haya tenido el placer de leer, una historia de amor dominada por el voyeurismo, las fantasías sexuales y la infidelidad, pero si nos dejamos llevar por la locura de su protagonista, se nos rompe el corazón al encontrar a alguien capaz de plasmar en palabras sentimientos que creíamos que carecían de ellas. Y no solo estamos hablando de un amor hacia otra persona, sino una declaración hacia los deseos imposibles o no correspondidos, al conformismo, a la soledad, un canto de sirena que busca abrazarse a las redes y arpones del pescador.

Se suele decir cada vez que un autor publica una nueva novela que es la mas personal de las que ha escrito. Todas y cada una de las obras de Ignacio Cid Hermoso rebosan personalidad, sus miedos, angustias o deseos. ¿Autobiografía oculta entre lineas? Quién sabe, a mi no me extrañaría en absoluto. Sin embargo este autor aparte de construir sus historias con fragmentos de su propio ser, busca y consigue lo realmente difícil, el nexo con el lector. La sensación de que se le está hablando directamente a él, de que el libro ha sido escrito y dedicado únicamente a su persona. Tal es el sentimiento de compromiso, de compartir las alegrías y, en su mayor parte, penas de ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA, porque la novela estará escrita con su mente, pero sus calles están decoradas con los huesos de todos nosotros.

Poco se puede decir de la prosa. Nacho es de los que escriben con bisturí en vez de pluma y usa almas en vez de papel, buscando la ruta fácil hacia el corazón del lector, la misma que usaría una flecha afilada o el amor no correspondido. Quizá esta sea su obra más poética, donde las metáforas y simbolismos toman el control, pero no por ello es de lectura complicada, al contrario, uno sabe desde el primer momento a lo que se está refiriendo el autor en esa mezcla de narración directa, sin piedad e incluso obscena y a la vez capaz de hacer brotar bellas flores del pecho de un cadáver putrefacto.

Un consejo, ya el último por hoy: Lee ANOCHE, MIENTRAS TE OBSERVABA de Ignacio Cid Hermoso, no para descubrir al autor si aún no lo conoces, sino para descubrirte a ti mismo. Esto no es un libro, es un espejo que en vez de distorsionar la imagen la vuelve más clara y a la par más cruel que nunca. ¿Y luego? Leedlo otra vez.

1 comentario:

  1. Así hice yo: empecé a leerlo de nuevo según lo terminé. De repente me di cuenta de que no había leído el libro que creía que había leído. Y es que lo que hace este autor cuando escribe se sale de lo habitual. Una vez le dije que no se dedicara a ninguna otra cosa porque es imposible que haya algo en esta vida que se le dé mejor que escribir. Impresionante, de verdad.

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