lunes, 25 de julio de 2016

Reseña: FRACTURA de Dioni Arroyo.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

FRACTURA de Dioni Arroyo.

Dentro de unos años, la principal fuente de energía procederá de las fracturas hidráulicas. Aparentemente todo es seguro y está bajo control, hasta que una lluvia de meteoritos abre las fauces del subsuelo para liberar un extraño gas de su interior.

Y la caída del mundo se acelerará, hundiendo las esperanzas humanas y contaminando la superficie. 

Millones de “gaseados” deambularán por una Tierra muerta, y los supervivientes se verán obligados a escapar de las peligrosas nieblas que reptan por el suelo.

Nos encontramos ante la primera novela sobre el fracking en nuestro país, una distopía greenpunk que reflexiona sobre las consecuencias futuras de nuestras acciones presentes.

Esta visto que en la actualidad al hombre le gusta tenerlo todo ordenado, archivado y clasificado. Generalmente supongo que lo hace por comodidad, pero, y aunque parezca mentira, no es infrecuente la sensación de que algunos lo hacen para creerse los más listos del barrio.
En el panorama literario es ya costumbre que surjan nuevas etiquetas y subgéneros pero, ¿Acaso muchos de estos son realmente necesarios? ¿Se crean tantas obras que tratan cierto tema en concreto para verse en la necesidad de crear un género propio, o es realmente un intento egoísta de los autores y/o editores de intentar demostrar que nunca antes se ha escrito sobre ésto y aquello siendo ellos los pioneros ávidos de crear escuela?

Observad por ejemplo el caso del Steampunk, una moda pasajera pese a quien pese que surge del retrofuturismo que acunó autores como Julio Verne en el siglo XIX entre otros, y han engendrado uno de los grupos de seguidores (Stearmers) más orgullosos de conocerse, eruditos, pedantes y en consecuencia insoportables que he tenido el "gusto" de conocer (No estoy generalizando, es que he tenido muy mala suerte con este tipo de individuos y su rezumante orgullo a la hora de recibir críticas negativas de sus escritos). Tanto, que parecen haber cogido la costumbre de añadirle la coletilla "punk" a cualquier palabra y crear con ello un nuevo género. Así han surgido términos como Dieselpunk, Clockworkpunk, Westernpunk,... Y ya veréis como dentro de nada empezarán a escucharse definiciones como Sushipunk o papelcienporcienrecicladopunk. Subgéneros, muchos de ellos que realmente engloban a una sola obra literaria e incluso un mero relato corto, y que a la hora de la verdad su reflejo no deja de ser el mismo se mire en el espejo en que se mire.

Sin embargo, no hace mucho me llamó la atención un termino surgido de la moda de "punkear" todo. Lo más gracioso es que la primera vez que oí mencionar la palabra Greenpunk fue en una discusión donde se desvinculaba a este género con cualquier otro surgido del retrofuturismo (steampunk y derivados), y no sin motivos, aunque resulta curioso no obstante, que aun así siempre hay un hueco en foros y debates de esta vertiente artística para el recién acunado género. (¿?)

Fueron muchas y variadas las definiciones que encontré sobre el Greenpunk, pero pocas novelas que lo trataran a excepción de, por ejemplo la novela del escritor Josué Ramos, PÁRAMOS LEJANOS, de lectura pendiente. Imaginad entonces mi mayúscula alegría al caer en mis manos la novela FRACTURA de Dioni Arroyo, un título al que acompaña en caracteres casi tan grandes como los del nombre del autor la leyenda "Una novela Greenpunk". Por fin iba a descubrir lo que podría dar de sí la subtrama más ecológica de la ciencia ficción...

... ¡Y resulta que ya lo sabía! Porque si FRACTURA hace justicia al significado del Greenpunk, entonces películas como Mad Max, Waterworld o novelas como METRO 2033 de Dmitri Glukhovsky, ESPEJISMO de Hugh Howey o la primera entrega del Siglo Mecánico de Cherie Priest, BONESHAKER (curiosamente vinculada al género Steampunk) también deberían ser a la fuerza, y puede que con más motivos, referentes del género. Éso, o el autor nos la ha colado pero bien, porque lejos de encontrarnos con un mundo concienciado con el uso de una energía amable con el medio ambiente o con verdes páramos habitados por una humanidad rendida ante la ira de una madre naturaleza vengativa (como he dicho, las definiciones del Greenpunk que he encontrado son muchas y variadas), esta novela nos coloca en el futuro postapocalíptico de siempre, en un paisaje arrasado por la codicia del ser humano, como siempre, un mundo inhabitable donde una amenaza invisible  convierte a los humanos en, ¿Adivináis que? Exacto, lo de siempre, sucedáneos de zombis. Ni tan muertos como uno de ellos ni tan podrido, pero igual de lerdos a la par de mortíferos, aunque éste no es el mayor peligro al que se enfrentan los poco supervivientes, sino a unas nubes de gas tóxico (el causante de tal transformación) que, repetimos, ha puesto el hombre ahí, no la naturaleza.

Dioni Arroyo se jacta con FRACTURA de escribir la primera novela sobre el Fracking en España (O en cualquier parte del mundo porque realmente no hay detalles en toda la obra que sitúen la acción en un país en concreto). Sí, la primera, como si después de ésta fuéramos a sufrir un aluvión de novelas que traten el mismo tema, y es mi humilde opinión, pero creo que ésto de las catástrofes a partir de la extracción de gases del subsuelo por perforación e inyección de productos químicos no creo que dé para mucho más.
La premisa está bien, no voy a negar lo evidente, ya que trata un tema serio y relativamente posible como es la contaminación y posible destrucción de la atmósfera en caso de la fuga de estos gases "adulterados" por una infinitud de elementos nocivos. No, repito que el problema no es ese ni que se recurra a la vía rápida y fácil de zombificar a quien se vea afectado por dicho mal y convertirlo en un muerto viviente, mutante o similar.

El problema es que aunque la idea resulte atractiva sí que presuma de originalidad, su desarrollo y varios fallos que no pueden ser pasados por alto convierten a la lectura de FRACTURA en una experiencia insípida, con un nivel de personalidad muy por debajo de la media y de ingredientes precalentados y/o caducados.

No es que sea solo aburrida (tiene merito que una novela de poco más de 160 páginas dé tiempo a que el lector se aburra), es que también es uno de los libros más previsibles y carentes de sorpresas con el que me he topado en los últimos tiempos. Por un lado está el mal uso del Cliffhanger, el cual en vez de causar cierta intriga acerca de como se van a desarrollar los acontecimientos adelantando hechos concretos, arrebata cualquier mínimo de interés y no es que cuente con pelos y señales lo que va a ocurrir tarde o temprano, es que no le hace falta.
Pero el asunto se complica más. Las vivencias de los protagonistas, los problemas a los que se enfrentan y esa distopía futurista "inventada" por Arroyo que se parece a tantas otras hacen de FRACTURA una novela que se destripa por sí sola. Y es que leyendo un capítulo prácticamente adivinas lo que va a pasar al siguiente, y lo raro es no acertar. Si, también incluyo la última página y el supuesto giro de los acontecimientos que ahí se describen y que yo ya me estaba oliendo dos capítulos atrás.

Un héroe cuyo pasado le ha preparado sin saberlo para su supervivencia, un destino cabreado con la humanidad cuya filosofía es "si existe una mínima posibilidad entre un millón de que algo salga mal, va a salir mal", un Deux ex Machina que campa a sus anchas y brinca felizmente por todas las páginas de la novela gritando y señalándose a sí mismo y numerosos tópicos en los que se apoya esta novela incluyendo unas tristemente pasadas de moda ciudades protegidas por cúpulas que ni el mismo autor se explica como se construyeron serán las constantes de una historia que supongo que hará las delicias de la ciencia ficción más tradicional (y repetitiva), pero que llenará de hastío al que busque, sencillamente, una historia nueva. Lo que apenas encuentro son esos famosos elementos que catalogan a FRACTURA de Greenpunk, a no ser que la propia etiqueta sea otro spoiler inintencionado.

Por desgracia, si aun quedaba un resquicio de esperanza y pensábamos que los personajes podrían de algún modo salvar la sostenibilidad de la historia, no tardaremos en darnos un nuevo batacazo, ya que nos encontramos con carácteres con personalidades planas como folios en blanco e igual de interesantes. Si no fuera porque el escritor nos recuerda quién está pronunciando un dialogo u otro por medio del narrador, sería prácticamente imposible diferenciar al protagonista del resto de figuras de relativa importancia, porque todos hablan y se expresan de manera casi idéntica, y cuando quieren denotar algún toque personal, este es tan exagerado que resulta ridículo y artificial. Aunque cuando no, las conversaciones y manera de expresarse resultan pedantes y demasiado elegantes para las circunstancias.
La historia se cuenta en una primera persona muy precaria, aunque a favor hay que indicar que el autor ha sabido trazar una linea recta en la que el tiempo no pasa demasiado bruscamente y en el que el paso de la infancia a la adolescencia de los personajes se lleva de un modo bastante aceptable. Pero por ser el protagonista no parece que se libre de la falta de personalidad de la que hablábamos antes. y tan pronto se cree el hombre más astuto y suertudo del mundo como, al rato se va a llorar a la esquina más cercana lamentando su mala suerte. No es que su carácter resulte poco creíble, es que produce antipatía con la consecuente mueca de disgusto por obligarse a leer la historia de supervivencia de alguien al que terminas deseándole lo peor.

FRACTURA es, en resumidas cuentas y para que quede claro, la historia de siempre sobre el colapso medioambiental y la caída del ser humano en desgracia, como unos poco intentan hacer lo que sea necesario para sobrevivir y unos muchos siguen aprovechándose de la desgracia para no bajar ni un solo escalón de una escala social teóricamente extinta. Un relato que no sabe si centrar su atención en el desarrollo de un trasfondo postapocalíptico y de una mínima esperanza de evitar una inminente extinción y/o mantener una sociedad sostenible o en la vida personal de un personaje que no tiene claro sus sentimientos, cruel en ocasiones y contrariamente huevón y victimista en otras. Una trama llena de lagunas y preguntas sin resolver, lo que hace buena pareja con un escenario que apenas es un boceto pero que al lector exigente apenas despertará interés, ya no por el tema del fracturamiento hidráulico (cuyos datos aportados en la obra por cierto parecen copiados directamente de los numerosos artículos que circulan por internet), sino que es un desinterés hacia la obra como novela distópica, como ciencia ficción y mucho mas como Greenpunk.

Una pena, teniendo en cuenta que forma parte del mismo catálogo donde encontramos sorpresas como HORROR VACUI de Javier Castañeda. Al menos aquí la portada tiene relativo significado con el contenido.


1 comentario:

  1. ¡Rectificado! Muchas gracias por tu anotación. Aunque a decir verdad me gusta más que la gente se fije en el contenido de las reseñas en lugar de si están bien escritas o no. Por cierto, se te ha olvidado el punto del final de la frase.

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