martes, 16 de agosto de 2016

Reseña: TOM Z. STONE. IMAGINE / LET IT BE de J. E. Alamo

Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

TOM Z. STONE. IMAGINE / LET IT BE de J. E. Alamo

IMAGINE.

Tom Z. Stone es un investigador privado al que una espectacular mujer contrata para que solucione un turbio asunto de chantaje. Stone ha de enfrentarse a criminales, asesinos, chantajistas y al mismísimo marido de su clienta, uno de los delincuentes más peligrosos de la ciudad. Pero el investigador es un tipo duro y con experiencia, tan eficaz como hay que serlo en un mundo que acaba de sufrir un cambio brutal: el llamado FR, el día que los muertos volvieron a caminar… Y Stone es uno de ellos.


LET IT BE.

El nuevo caso que cae en manos de Tom, un padre que busca a su hijo, le enfrenta a BMV, un criminal peligroso del que se sabe poco excepto que controla con mano de hierro uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. En juego está el mercado de una nueva droga: la "Lázaro", cuyos efectos secundarios son devastadores. Y mientras Tom se enfrasca en este nuevo caso, también lucha por no ser una víctima de la Ley del Decaimiento, la que dicta que todos los que volvieron de la muerte tienen como mucho, un plazo de vida de cuatro años.






Hubo un tiempo en que la literatura Z, tras el auge que en nuestro país antecedieron obras como APOCALIPSIS Z de Manel Loureiro o la importación de la internacional GUERRA MUNDIAL Z de Max Brooks, era criticada duramente por las masas (incluidos los que se autodenominaban lectores de terror de toda la vida, signifique lo que signifique eso), tildándola de género oportunista, moda pasajera o literatura de consumo sin un ápice de calidad. Sin embargo, es en la actualidad cuando empieza a verse cierta aprobación hacia un género que ha ido cuesta abajo, sin frenos y cubierto por la inmensa bola de fuego que supone la falta de originalidad y motivación. Y yo, acurrucado y hecho un ovillo, siento que vivo en el mundo al revés...

Porque si, porque ese género que tanto defendía, que tantas alegrías me ha dado y que incluso inexplicablemente me han llevado a convertirme en un referente de opinión sobre las historias de muertos vivientes escritas en nuestro país (y no lo digo yo, lo dicen los demás), está, digan lo que digan y valga la redundancia, más muerto que nunca. Muerto, que no olvidado. Las historias de zombis siguen apareciendo, pero ello no quiere decir que a ellas le acompañen el buen hacer y el talento. Los escritores, generalmente noveles en el mundo de la escritura han visto en la figura del muerto viviente un recurso fácil para escribir libros que más tarde serán publicados en páginas como Amazon en formato electrónico a céntimo cada 100 palabras, obras que si no suponen un descarado plagio de novelas ya existentes, no se alejan de un estereotipo de historias que sitúan al superviviente o grupo de supervivientes vagando por una tierra desolada esquivando zombis y encerrándose en centro comerciales, SIEMPRE hay un centro comercial. Y esperad, que aún los hay que se creen que al escribir la obra en formato diario se creen lo más novedoso que a dado la tierra cervantina.

Lo peor de todo es que este afán de copiar y pegar historias sin apenas añadidos que las diferencien son las que tristemente están captando el interés de los lectores. Lectores que descubren ahora un género cuya capacidad de adaptación, diversidad y mutación desconocen, porque ese momento, esa época dorada del género ya ha pasado. Si, hubo un tiempo en que leer una novela de zombis (y reconozco que ahí Dolmen se llevaba la palma, aunque ahora lo único que se llevan son collejas) era una autentica aventura. Nunca sabías lo que te podías encontrar, ya que los autores veían en la figura del zombi un ser moldeable, capaz de vestir multitud de disfraces y moverse por cualquier decorado. Así surgieron obras de lo más memorables, novelas que fueron llevados a la gran pantalla, figuras míticas de la literatura universal que de repente se veían rodeados de gente putrefacta ansiosos de devorar su carne, novelas de zombis sin zombis altamente recomendables... y por supuesto, Tom.

En el año 2011, mientras Brian Keene volvía a nuestro país por partida doble con su peculiar apocalipsis, David Mateo nos mostraba una plaga que extinguía al género masculino de la raza humana, que el eterno dúo Cuesta/ Rubio nos traían de vuelta a los orígenes haitíanos del zombi y muchos conocíamos por primera vez la isla de Simetría de manos de Darío Vilas,.. mientras ocurría todo esto y mucho más, J. E. Álamo, conocido ya por unos pocos por publicaciones como EL ENVIADO o PENITENCIA, irrumpió en la escena como quien entra en un bar con una apisonadora y lo aparca junto a la tragaperras, pidió atención al publico y nos lanzó a la cara un libro que costaría pasar por alto y, más tarde una vez leído, olvidar: TOM Z. STONE.

No era la primera vez que leía una novela con tintes de novela negra en un trasfondo lleno de zombis, pero nunca había leído una en que el investigador era uno de ellos, aunque este era solo uno de los aspectos que llamaban la atención de la obra de Álamo. Contemplar el conjunto que forman las dos entregas de TOM Z. STONE (la primera tardíamente llamada IMAGINE y su secuela LET IT BE) es como observar el mecanismo de un reloj abierto, ver como cada rueda dentada, engranaje y palanca funcionan a la perfección para ofrecer un mecanismo perfecto donde cada pieza importa, y sin una sola de ellas, todo se iría al garete.

Y si la historia escrita por el escritor galés residente en Valencia es una obra de arte de la ingeniería, su protagonista principal, Thomas Z. Stone no se queda corto. El primer contacto con el investigador privado deja claro cual es su perfil: Arrogante, malhablado, bebedor, fumador, se pasa las normas por donde hace bulto el bañador, ¿Claro estereotipo de detective de novela negra? No, por una sencilla razón, y es que Tom no podía ser de otra forma, y es capaz de coger todos esos clichés de detective de despacho mugriento con una placa de metal con su nombre medio borrado en la puerta y hacerlos suyos y genuinamente propios. Tom es un personaje ficticio si, pero su carácter, el mimo con el que ha sido pulido cada uno de sus detalles, su humanidad y cómo se nos muestra una figura tan viva, aunque no le lata el corazón lo llevan a un punto que sobrepasa el estatus de protagonista y lo convierten en icono de la literatura Z, un género que pocas veces se ha destacado por la profundidad de sus protagonistas, muchos destacables pero tristemente sacrificados por el trasfondo y un afán de llenar sus vidas de peligros por parte del autor que termina comiéndoselos y no pudiendo llegar a esa cima que en su momento se habían planteado. El caso de TOM Z. STONE es distinto. Porque en esta ocasión su creador no ha querido meterle sentimientos e ideas con calzador, sino que da la impresión de que ha sido el mismísimo escritor quien ha querido verse reflejado en cada frase y gesto del protagonista, lo que ayuda a acercar la ficción al lector y dotarlo de un velo de realidad que le hace reír sus chistes, preocuparse con él, sudar, cabrearse, dudar junto a Tom.

El resto del reparto no se queda atrás. El comisario Garrido, Espinosa el sanguinario, un casting femenino dominado por Mati, Eva o Lola donde predomina el fuerte carácter y espíritu luchador de estas... Todos y cada uno de ellos desempeñan un papel fundamental en la trama y sus interacciones (entre ellos y lo que les rodea) convierten al entorno de su alrededor en algo entre lo caricaturesco y lo simbólico, una puesta en escena que pudiera recordar en ocasiones a las historietas que en los años 30 protagonizaba el famoso Dick Tracy, aunque en este caso con el sentido del humor de John McClane y el gusto por echar humo de Colombo. Uno lee IMAGINE casi imaginándose a sus personajes dibujados en lugar de personalizados por actores, con rasgos exagerados pero bien definidos e inolvidables que hacen que incluso le cojas cariño a alimañas como Rata y Armario. Esta sensación se verá acrecentada en LET IT BE, con la presentación de nuevos personajes, destacando tanto el aspecto exterior como interior de BMV, un autentico homenaje a los villanos a los que se enfrentaba el detective de gabardina amarilla.

Para narrar las desventuras de Stone, Álamo además ha creado un mundo alternativo con un trasfondo cuidado, absorbente y enigmático. Último aspecto este que ira alimentándose gracias a relatos que, a modo de entrevistas, recortes de periódicos o crónicas que iremos encontrando entre capítulo y capítulo nos irán desvelando nuevos detalles acerca del FR y los conocidos como Días del Olvido, cuando los muertos volvieron a caminar sobre la tierra.

Ha quedado claro que Álamo debe tenerle gran cariño a sus personajes si el reflejo de estos en las páginas de ambas novelas es tan destacado, pero no os engañéis, esto no quiere decir que vayan a tener las cosas fáciles. Las novelas están ambientadas en una actualidad que parece haberse quedado estancada varias décadas atrás, son pequeños y grandes detalles (y algún que otro gazapo encontrado en una relectura) que el lector irá captando y familiarizándose con ellos, creando en última estancia un escenario rico en matices, peligroso y familiar a la vez que te traslada a otra época pero que, a fin de cuentas no se diferencia demasiado de la actual.

IMAGINE y LET IT BE son dos libros distintos pero que bien podrían no estar separados por un FIN, sino por una sola página que aunara ambas historias. Álamo mantiene en ambos títulos un estilo que se ha ganado como propio (Aunque no faltaron sorpresas en su cambio de registro con su novela LADO EXTRAÑO), implacable, pegadizo como el estribillo de una canción de rock, manteniendo el nivel justo de previsibilidad, intriga y altas dosis de humor del más gamberro, ingredientes todos ellos que hacen que al mezclarse en un solo plato, el producto resultante tenga un agradable olor a tabaco, pólvora y laca de uñas... bueno si, también ciertos matices a carne podrida.

La saga TOM Z. STONE ha terminado siendo una de las mejores bazas de la editorial Dolmen en su conocida Línea Z, pero a su vez también fue uno de sus mayores errores.

Una de las mejores porque el dúo de obras se ha ganado con méritos propios ser una de las mejores opciones dentro del ya saturado mercado nacional de la literatura zombi, no solo recomendable a los amantes de los muertos vivientes, sino para los que disfrutan de la novela negra y las historias policíacas. Premios como el Torno negro a la mejor novela negra del 2012 o el Pandemia a la mejor novela de zombis así lo corroboran.

Un error fatal porque incomprensiblemente, tras más de tres años de espera, un extraño silencio invadía la estancia cuando a la editorial se le preguntaba por la tercera parte de las aventuras de Tom. Parece que sus editores prefieren publicar mas novelas que narren las aburridas e insípidas historias de siempre, guías de mal gusto acerca de la participación materna en un enfrentamiento con zombis e incluso fantasía (¡¿Como?!, ¡Pero si rechazaron mi manuscrito porque decían que solo publicaban terror!) ...

... Mientras tanto, ALL YOU NEED IS LOVE estaba cada vez más lejos de ser una realidad... (Continuará en la próxima reseña)


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