martes, 27 de septiembre de 2016
Reseña: RÓNDOLA de Sofía Rhei.
Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:
RÓNDOLA de Sofía Rhei.
Se acabaron los cuentos de hadas con final feliz: bienvenido a un cuento no apto para menores ni para los amantes de lo políticamente correcto, dispuesto a herir todas las sensibilidades
Hereva es la joven princesa heredera de Tertius, uno de los tres reinos de Róndola. Después de pasar los últimos cinco años en la Academia Superior de Costura para Damiselas Impecables y durante su ceremonia de graduación, todo su mundo se tambalea cuando dos paladines irrumpen en el castillo para salvarla del supuesto dragón que la tiene presa. A partir de ese momento, ella y sus inseparables amigas iniciarán un viaje lleno de aventuras con el objetivo de encontrar un remedio que libere a sus padres, los reyes de Tertius, de un terrible hechizo. Por el camino se encontrarán con hombres que se convierten en animales, unicornios que atacan a las mujeres que no son vírgenes y caperucitas con muy mala leche. Y Hereva descubrirá el sexo, el amor y alguna cosa más…
¿De qué manera interpretamos los cuentos de hadas cuando somos adultos? O al menos cuando la sociedad nos dice por las malas que ya hemos pasado esa línea que delimita esa madurez.
Cuando somos pequeños, los cuentos, las fábulas y leyendas que narraban nuestros padres, libros e incluso la televisión abrían nuestras mentes, dejando que nuestra imaginación se desperezara volando libremente, alimentaba nuestros sueños cuando nos metíamos en la cama, e incluso hacía surgir las primeras muestras de miedo cuando se nos narraba lo que les hacia el hombre del saco a los niños que no querían dormirse. Pero también nos demostraba que a veces un poco de sufrimiento conllevaba a veces alguna recompensa (Ahí estaba el ratoncito Pérez, que te dejaba una moneda a cambio de tu diente).
Con los años, esas características educativas, el sentir que estas aprendiendo valores que te convertían en mejor persona, terminaban acrecentándose y con ello nuestra manera de ver a nuestros personajes favoritos, pasando de ser amigos en mundos imaginarios a profesores en el mundo real. Pinocho dejaba de ser una marioneta de madera con deseos de ser un niño de verdad para convertirse en la más radical de las imágenes que representaban los peligros de mentir. Los tres cerditos se veían entonces como una alegoría a la pereza y sus terribles consecuencias, y Peter Pan realmente no quería secuestrarte en un arrebato infantil y egoísta y llevarte a combatir contra malvados piratas hasta el fin de los tiempos, solo quería que tuvieras vivo en tu corazón ese pequeño niño interior, por mucho que crecieras, por poco que soñaras.
Los tiempos cambian y con ello nuestra mentalidad y la prioridad a la hora de prestarle más importancia a una clase de valores morales en lugar de a otros. Traducido: Nos hemos convertido en unos tiquismiquis que protestamos por cualquier detalle que en nuestra mente se vuelve inmoral y censurable mientras luchamos por una libertad que nosotros mismos nos arrebatamos con nuestras quejas. No faltará quien vea una atroz muestra de inhumanidad cuando, en pleno funeral un desconocido irrumpa en la escena ante siete pares de asombrados ojos y se de el lote con el cadáver de Blancanieves, o quien se ofenda ante la salvaje muestra de maltrato animal que se describe mientras Caperucita y su tierna y amable abuela llenen de piedras el estomago de un pobre lobo hambriento.
En la actualidad las preocupaciones son otras aparentemente, y aunque sigan existiendo escritores que apuestan por el cuento de hadas más inocente, estos empiezan a adquirir nuevos matices que acercan las historias al género del terror o el erotismo entre otros, es decir decirle al adulto que los seres mágicos sí existen, y maduran con él. RÓNDOLA, la nueva novela de Sofía Rhei parece llegar para convertirse en el ejemplo perfecto del nuevo camino que el cuento popular y la fantasía de nuestro país parece estar tomando o al menos, el que quiere mantener su esencia más inocente a la vez que reivindicativa.
Porque una frase como "Un cuento de hadas capaz de herir todas las sensibilidades" acompañando al título sin duda resulta un detalle cuanto menos llamativo y provocador, pero ¿Cuánto de verdad hay en esa afirmación?
Dejando de lado la evidente dirección artística que destaca en el aspecto exterior del libro, el extenso currículum de la autora (donde destacan las aventuras del joven Moriarty) hacen adivinar que estamos ante un cuento de hadas para adultos, una historia de fantasía dirigida mayormente a un publico juvenil donde (y tirando del tópico) los mayores también encontraran una grata lectura, aunque nada que les sonroje, ni que les haga sentirse ofendido o asqueado, al menos si se tienen dos dedos de frente así que sí, el marketing al que ha recurrido la editorial es nuevamente exagerado Un aspecto éste (el estar dirigido a un público joven) que en su tiempo podría haberme echado para atrás a las hora de animarme en su lectura, pero que he aprendido con la experiencia a no verlo nunca más como un impedimento o pega... pero me enrollo y ya va siendo hora de profundizar en RÓNDOLA.
Muchos defienden que la impresión más importante que deja una lectura es aquella que se nos pasa por la cabeza nada más pasar la última página del libro. Haciendo caso a esta teoría, reconocería en el último trabajo de Sofía una novela destinada a ganarse montones de adeptos, seguidores dispuestos a ampliar el fandom en torno a la obra y a explotar al máximo el mundo con forma de rosquilla creado por la escritora, una historia destinada a cosechar éxito tras éxito, un soplo de aire renovado para la fantasía patria...
Si, veo todo eso, pero por desgracia no quiere decir que también comparta esa impresión. Y es que RÓNDOLA, la nueva apuesta de la editorial Minotauro e ha dejado bastante frío en su conjunto.
Dentro de la originalidad que pueda sugerir la obra, en indudable que estamos ante la historia de siempre, con los elementos de siempre y los objetivos de siempre, un perfecto esquema de la tradicional historia de fantasía épica representada por un viaje a tierras desconocidas por parte de un grupo de pintorescos personajes, viviendo infinidad de aventuras, enfrentándose a innumerables peligros para finalmente, conseguir sin darse cuenta el objetivo más importante: descubrirse a ellos mismos, volverse mejores personas para con sus compañeros y/o adversarios y ya está, no hay mucho más que decir. Ahora lo importante es saber rellenar páginas y páginas de situaciones entretenidas para el espectador y elegir el tono con el que se quiera contar la historia. Y es en esta decisión donde pueden empezar a surgir los problemas o los aciertos.
El mundo que Sofía Rhei ha creado para su RÓNDOLA se compone en buena parte de retazos de personajes, paisajes y situaciones que nos han acompañado desde muy pequeños. Cuentos populares muy bien moldeados para la ocasión, folclore tradicional adaptado a las circunstancias conforman un escenario colorista, lleno de claroscuros, de seres mágicos y personajes estrambóticos pero en muchos casos también reconocibles, lo que hace brotar cierto aire nostálgico entre aquellos que nunca han olvidado las maravillosas historias de castillos encantados, príncipes convertidos en sapos y carrozas hechas con calabazas. Este trasfondo, el contraste entre el bien y el mal que habita en él, (no siempre fácilmente diferenciables) sus pintorescos protagonistas y habilidades y demás pequeños detalles suponen el mayor acierto y atractivo de RÓNDOLA. Sin embargo, no deja de ser un entorno agradable donde vamos a ver, repito, la historia de siempre. ¿O debería decir TODAS las historias de siempre?
Pese a que la novela narra una historia aparentemente sencilla y fluida, su lectura puede resultar demasiado larga e incluso en ocasiones pesada. Por supuesto, los primeros capítulos no decepcionan y establecen en el lector una idea clara del estilo de la narración, presentándonos a sus protagonistas de una manera que a veces roza el suave y dulce tono infantil de los cuentos, sacándote una sonrisa siempre que puede, por muy chico duro que quieras aparentar... el problema es que llegado a cierto punto los capítulos empiezan a sucederse sin pausa pero también sin un contenido relevante.
Enfrentamientos con criaturas extrañas, rescates, acertijos que resolver, platos que comer.. todo ello enriquece el mundo ideado por Sofía, pero no siempre nos sentimos agarrados a la trama central, sino que parece retrasarnos sin motivo aparente en nuestro camino.
Así, RÓNDOLA es un viaje en línea recta, sin atajos pero con constantes paradas, como si nos encontráramos en una exposición de dioramas de escenas que rinden homenaje y tributo (Ahí el valeroso caballero enfrentándose a la araña gigante, aquí el gentil ejercito de su majestad vence a los malvados nigromantes) a la fantasía, pero donde el nexo que las une en frágil cuando no inexistente, por no hablar de las resoluciones de muchas escenas, sobre todo aquellas que suponen algún peligro para los protagonistas, que son salvados por un factor casualidad que a veces resulta excesivo y exasperante. Situaciones tipo "Me ataca un vampiro, menos mal que hace un momento me dio por robar una ristra de ajos y el cura del pueblo me regalo este precioso crucifijo hace escasos cinco minutos." o "Solo puedo entrar en esta cueva llena de tesoros de la que me hablaron ayer con un amuleto. Que curioso que el que me regaló mi madre antes de morir hace veinte años encaje a la perfección." (Estos ejemplos son ficticios), van sumándose a lo largo de toda la obra, anulando casi cualquier posibilidad de sorpresa o giro dramático.
RÓNDOLA es además un nido de referencias clásicas, pero no solo en su apartado visual como hemos hablado anteriormente, sino también en su estilo. El libro abarca la fantasía en casi todas sus vertientes y entre las páginas encontraremos intrigas, acción, reflexiones que tocan temas como el sexo, la personalidad, la diferencia entre clases sociales o la libertad, por supuesto el romance irá ganando protagonismo e importancia a medida que avancemos, y la comedia será una constante. Un humor suave que a veces toca la sátira (Se intuye a Sir Pratchett entre las influencias), otras la parodia y alguna que otra vez se recurre a la dura crítica en clave de sonrisa. Pese a eso, la conexión entre los temas serios a tratar y ésta casi perenne comedia puede terminar por crear confusión a lector, que no sabe qué debe tomarse en serio y qué no, como cierta situación que encontraremos en el último tramo que nos hará creer que estamos jugando a encontrar el garbanzo entre los tres vasos, pero con los ojos vendados y trampillas ocultas bajo dichos vasos.
Con RÓNDOLA, Sofía Rhei ha creado un campo de cultivo donde aun puede plantarse y cosecharse muchísimas ideas (Ejemplo de ello es el almanaque promocional y gratuito que acompaño el lanzamiento de la novela), pero que por algún motivo (¿No saber cuando una novela está completa?, ¿Querer añadir demasiadas ideas e historias en un solo tomo?) es como si la autora hubiera echado todas las semillas que almacenan su imaginación en un espacio muy limitado pese a tener mucho más terreno libre, germinando todas a la vez, eclipsándose unas a otras, robándose la luz, rompiéndose en su afán de crecer, saturando una imagen que en principio debería ser bella cuanto más se mirara, no aburrida. En otras palabras, para que se me entienda: de las casi seiscientas páginas que componen el grosor de la novela, doscientas son suficientes para describir perfectamente el eje principal que mueve a Hereva y sus amigas y a De Riteris (mi favorito) en pos de un objetivo ¿común?. El resto no son sino adornos, extras que ilustran mejor nuestros pasos y de vez en cuando nos devuelven a ese tiempo donde cada historia recordada era una lección aprendida. Aunque a favor he de decir que en el presente en que vivimos donde la homofobia, la eterna lucha entre géneros o el racismo tristemente siguen siendo temas populares, Sofia da con RÓNDOLA una serie de acertadas lecciones que lejos de extremar o llevar a una dirección errónea ideas tan importantes como el feminismo o las relaciones sexuales, estas son ofrendadas al lector como cosas tan obvias que resulta imposible negar su naturalidad.
Es, en definitiva, una novela donde se disfruta más lo que se lee entre lineas que con su texto escrito, pero no olvidemos que esta obra contiene tantas ideas como interpretaciones, y por ello tan propensa a ganarse tantos fans como detractores. ¿A qué bando perteneces tu? Solo de ti depende.
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Interesante...
ResponderEliminarGracias por la entrada.
Saludos!.
Cuando me enteré de su publicación me pareció curioso y tuve ganas de leerlo. Tengo dudas, no sé si me convencerá… y viendo tu análisis lo mismo tiene más pinta de que no que de que sí, pero creo que por la apuesta y por el ejercicio de creatividad al intentar crear algo nuevo basándose en lo de siempre bien merece la pena invertir un poco de tiempo en la lectura. Muy bueno tu análisis. ¡Un saludín!
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