martes, 20 de septiembre de 2016

Reseña: VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO de Alicia Sánchez Martínez.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO de Alicia Sánchez Martínez

Violeta es una adolescente que, además de tener un cuerpo extraño (es alta y muy delgada, como un esqueleto viviente) asegura tener poderes paranormales. Cuando su madre, Sola, sufre un ictus, Violeta quedará a merced de todos aquellos que quieren aprovecharse de ella: Flora, una escritora romántica pretende lucrarse con sus poderes, Dalia, una dominatrix obsesionada con su inusual belleza y, sobre todo, el doctor Alexander, un científico loco que desea utilizarla en sus crueles experimentos. 

Pero Sola logra recuperarse y no tardará en vengarse de todos aquellos que han querido arrebatarle a su pequeña. Con el cuerpo y el alma deformados por el dolor, la madre coraje luchará con uñas y dientes para proteger a su hija, la niña rara, la atracción de feria, la flor más hermosa del jardín de fuego.

No siempre es fácil dar una opinión por escrito de un libro, al contrario de los que muchos puedan pensar. Esto no trata de dejar fluir las emociones, los sentimientos que ésta puedan hacer aflorar en el lector, ni de hacer un breve resumen del argumento, los personajes y el ritmo narrativo, decir "Esta todo muy chulo", "Es el nuevo Stephen King" o "Para fans de Juego de Tronos", y ¡Ea! ya tengo la reseña de la semana.
Bueno, vale, a veces sí que es relativamente fácil escribir una reseña. Por ejemplo, cuando la novela es muy buena, lo normal es que los elogios salgan tan fácilmente que lo complicado es no caer en frases predefinidas y usadas como comodines críticos ("...no dejará indiferente", "...te engancha de principio a fin", "...destinada a convertirse en clásico"). También es fácil, y casi morbosamente divertido cuando, por contra, te topas con un libro infame, ya que hablar de él supone un desahogo para el lector que esperaba disfrutar de una buena lectura y ésta ha terminado convirtiéndose e una pesadilla encuadernada.

Sin embargo, constan casos en los que las reseñas literarias se convierten en un auténtico reto. Sin salirme de mi experiencia personal, he leído obras que ni me han gustado ni me han disgustado, sencillamente no me han dicho absolutamente nada, y la emoción que pueda resultar la experiencia se asemeja a la que se consigue leyendo las etiquetas de los botes de champú cuando vas al baño y te olvidas el teléfono móvil...
... Y luego está el caso que supone un especial combate interno para el reseñador: el de la novela que no ha entendido o cree entender pero siente que algo se le ha escapado. Algo que le imposibilita hablar de ello con total seguridad y confianza. Y es algo así lo que me ocurre en este mismo momento mientras pienso qué decir acerca de VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO, la primera novela de Alicia Sánchez Martínez.

Que es una obra de ficción es evidente tras leer la sinopsis, pero hasta aquí llegan las etiquetas fácilmente reconocibles. VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO es una obra de carácter minimalista pero a la vez de una complejidad simbólica a menudo desmedida.

El extraño viaje que nos propone la retorcida mente de Alicia recorre paisajes llenos de placer, pero también de dolor, en ocasiones, ambas sensaciones mezclándose en una perfecta simbiosis que afecta física y espiritualmente a los personajes. Encontramos fragmentos de terror en sus páginas, buena parte de intriga, ligeras pinceladas fantásticas y altas dosis de drama provocado por la ruptura del hilo que separa el amor en un extremo, el odio en otro. Aún así, esta es una novela realmente agenérica. Ninguna de sus vertientes destaca por encima de otras, componiendo un cóctel con muchos matices en sus sabores, pero donde realmente nos es imposible encontrar el elemento base.

Violeta es una joven con unas habilidades tan especiales como su aspecto físico, cualidades que convierten el deseo de la gente que rodea a su madre Sola en una peligrosa obsesión y donde cada uno será capaz de lo que sea por conseguir su pedazo de pastel cuando ésta sufre un ictus que deja a su hija en un precario estado de vulnerabilidad frente a los propósitos de los que les rodea.

Estamos ante una historia contada de una manera poco común. Ya sea accidental o de manera intencionada, la personalidad de sus protagonistas viene reflejada por sus actos más que por sus pensamientos o emociones. Es el escenario en el que son colocados, las circunstancias y las acciones las que hablan por ellos y nos ofrecen un breve análisis de cómo son, y digo breve porque yo al menos no he conseguido ya no empatizar, sino a considerarlos reales, ver que se mueven por sus propios instintos y no siguiendo las ordenes de una batuta invisible.
Pero antes de que saquéis conclusiones precipitadas aclarar que esto no resulta especialmente malo  dependiendo de las preferencias y gustos del lector. Me explico: Los elementos con los que juega la autora son muy limitados, pocos personajes principales, escenarios prácticamente insinuados en lugar de muy desarrollados, secuencias que juegan con la interpretación, el surrealismo e incluso lo bizarro, hace que uno se imagine las situaciones representadas no en forma de película, sino en obra de teatro, donde los actores van de un lugar a otro, dialogan entre ellos, expresan sus emociones en voz alta, luchan , mueren,... pero donde no siempre están obligados a abrirse totalmente al espectador, que busca un significado y una razón de ser.

La idea que aguarda en VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO me ha gustado. Me ha gustado mucho. Lo imperceptible de su trama, la reinterpretación del tema del sexo, de que algo como el deseo carnal vuelve a convertirse en tema tabú sin llegar a la pornografía vulgar  o los sanguinarios extremos de la obsesión. Todos estos temas se reflejan en las páginas de la novela y hará las delicias de los que disfrutan de los extraño, lo salvaje e inusual. Características de las que yo mismo disfruto y por lo que repito, la obra de Alicia Sánchez me ha gustado... pero podría haberme gustado muchísimo más.

Una historia como la de Violeta exige de algún modo que se profundice en sus personajes, que invite al lector a meterse en la mente de los involucrados, empezando por la misma Violeta, personaje que por su atractivo y extraña naturaleza es por si sola una promesa de sorpresas inesperadas pero que, tras la primera puesta en escena donde se descubren su casi mágicas habilidades, la que parecía ser al menos la coprotagonista de la novela queda relegada al papel de objeto de deseo y meta a alcanzar por el resto de los personajes... de modo que sabemos lo que quiere Sola, su madre, sabemos los planes de Flora, los de Alexander, etc, pero nunca llegamos a saber qué quiere Violeta, qué piensa de sí misma, de los demás... todo queda demasiado difuso y diluido a lo largo de la trama, hasta llegar a un desenlace abrupto, a mi modo de ver confuso que no precipitado o malo, no nos engañemos, pero se trata de un momento clave donde una novela capta toda tu atención, agita las ideas que has ido acumulando y crea un combinado cuyo sabor no llega a ser desagradable, pero si extraño.

Y hablo de Violeta porque es el caso más evidente, pero casi la totalidad del reparto de la novela de Alicia son ejemplares que no tienen desperdicio alguno. Da la sensación de que el mundo en que se ambienta VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO es un Freakshow lleno de mentes perversas y atormentadas con pasados oscuros pero que, de nuevo apenas se nos permite un vistazo rápido a sus personalidades, sentimientos  o deseos, salvo como mucho el caso de Sola, figura central y decisiva en el incierto destino de su misteriosa hija. Así, las posibilidades de personajes que podrían dar mucho juego como los de Rubén o Carlos se pierden por el camino para desgracia nuestra, dejando poco recuerdo y ninguna emoción en su paso.

Tampoco puedo hablar mucho más de esta novela por lo comentado al principio, no quiero parecer un ignorante y acabar convencido de que hay cosas que se me han escapado del trabajo de Alicia Sanchez pese a ser consciente de que están a la vista de todos. No obstante, con sus contras, VIOLETA EN EL JARDÍN DE FUEGO es una novela muy disfrutable en toda su lectura (a lo que ayuda su corta extensión aunque no me hubiera molestado aumentar el número de páginas a favor de la profundización de sus protagonistas principales), con un punto justo de sexo, una violencia extrema totalmente inesperada, impregnada constantemente de una dura crítica moral al ser humano, la cual viene reflejada por el egoísmo y la crueldad del hombre (y la mujer) y donde la bondad y el bien no siempre se esconde en los contenedores más llamativos y bellos.

Un trabajo raro pero agradable. De los que es difícil expresar una opinión, no porque no diga nada al lector, sino porque son tantas las ideas que deja que uno no sabe cuál es verdadera y cuál falsa.

1 comentario:

  1. Muchas gracias doctor por haberte atrevido a zambullirse en el lodo pegajoso de esta novela y escribir una reseña tan estupenda. Un abrazo.






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