lunes, 21 de agosto de 2017

Reseña: ZOMBIES DE LENINGRADO 2: LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL de Javier Cosnava.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

ZOMBIES DE LENINGRADO 2: LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL de Javier Cosnava.

Novela e historia, terror zombie y canibalismo; hablamos de relatar el valor de un pueblo que decidió llegar hasta el extremo de consumir carne humana antes que rendirse a Hitler y sus hordas.

Se han escrito unas pocas novelas desde la mirada de un muerto viviente, pero siempre se ha tratado de personajes imaginarios en situaciones imaginarias.

¿Pero cómo eran realmente las personas que se comían a sus congéneres en Leningrado durante el asedio nazi?

Si os atrevéis a leer este libro, tal vez halléis una respuesta.

El ser humano es sin duda una maquina fascinante. Engranajes y motores compuestos por células y tejidos en constante funcionamiento y descubrimiento de nuevas habilidades siempre explorando sus límites. Y la historia es una de las mayores responsables de que estas máquinas implacables hayan sido puestas a prueba una y otra vez, llegando al extremo incluso en mundos desarrollados.
¿Y qué mejor campo de pruebas ha existido desde que el primer ser humano fuera consciente de la muerte que la guerra y la violencia?, ¿ Y no es acaso, entre otras, la Segunda Guerra Mundial uno de los terribles acontecimientos que más muestras nos han otorgado para demostrar la extraordinaria capacidad del cuerpo humano de adaptarse para sobrevivir y, desgraciadamente de la imaginación para causar el mayor mal posible?

Son muchos los capítulos, batallas, ubicaciones y personalidades los que han influido en incontables relatos y novelas. Tristes episodios que no solo ponen a prueba, como hemos dicho, el ingenio y las ganas de vivir (o matar) ante los terribles sucesos acontecidos, sino que de nuevo vienen a demostrar que muchas veces la realidad puede ser más espantosa que la mas terrible de las pesadillas imaginables.

Si existe un suceso que pudiera decirse que se convirtió en un auténtico infierno durante la contienda, ese sería sin lugar a dudas la situación que vivió Leningrado durante su asedio por los nazis. Un episodio que nos trajo hace un par de años Javier Cosnava en su novela ZOMBIS DE LENINGRADO. El escritor de obras como 1936 Z: LA GUERRA CIVIL ZOMBI, LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. LA NOVELA, DIARIO DE UNA ADOLESCENTE DEL FUTURO o esa deliciosa ironía titulada CONVIÉRTETE EN UN ESCRITOR SUPERVENTAS nos transportó a un viaje a la bella ciudad de la Unión Soviética, ofreciéndonos asientos en primera fila para ser testigos mudos de los horrores de la guerra, cuando el pueblo ruso cegado por un sentimiento patriótico que rozaba la divinidad hacía frente a las heridas, las enfermedades u el hambre. Un hambre que se convirtió en el elemento principal principal tanto de la historia real como de la novela, llevando a los ciudadanos en un intento desesperado de agarrarse a la vida a protagonizar actos de canibalismo, pero no ocasionales, sino constantes, creando incluso un mercado negro de venta de carne humana, la necesidad de un cuerpo de policía especializado en estos casos... escribiendo con sangre tristes líneas en la historia de la vida, de una humanidad convertida en poco más que bestias depredadoras por supervivencia.

La búsqueda de un lugar seguro fuera de los muros de la ciudad condenada y la caza de un espía dispuesto a lo que sea por cumplir su objetivo son las excusas perfectas de las que se vale Cosnava para traernos una historia de terror que se apoya en estructuras muy reales para ser contada. Cada callejón, cada soldado o ciudadano, cada nueva puerta que abren tiene una historia verídica que contar, muchas de ellas protagonizadas por vidas ya extintas por la inanición, las explosiones o el suicidio, pero también se habla de mordedores, hordas de hambrientos cazadores que poco se diferencian del monstruo que tantas veces ha retratado la literatura Z para mostrarnos el rostro del fin del mundo.
Y ahora, ZOMBIES DE LENINGRADO 2. LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL prácticamente retoma la misma formula para camuflar en forma de novela de ficción, nuevos hechos y anécdotas que los habitantes de la ciudad asediada vivieron durante sus últimos días en el infierno.

Aunque eso no significa que la vuelta a la normalidad vaya a ser fácil, que el terror y la desgracia se esfumen como el humo de las bombas. La aparente tranquilidad va llegando a las calles de Leningrado, los éxitos defensivos contra las tropas alemanas van sumándose, apenas quedan resquicios de "zombis" o mordedores, personas rendidas a la locura del hambre que atacaban y devoraban vivos a los incautos que solo buscaban alimento para ellos o sus familiares, y poco a poco los preciados suministros y víveres van llegando a los pocos supervivientes que se resisten a abandonar sus hogares. Sin embargo, parece que la pesadilla no ha acabado para algunos. Y ahí tenemos al orfanato número 48 y a los niños que ahí se refugian de la guerra, porque ahí fuera aun queda algo que puebla sus pesadillas... y va a por ellos.

De este modo, LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL se desvincula casi en su totalidad de la trama de la primera entrega, pero no en su trasfondo, siendo totalmente independiente de ésta, pudiendo leerse por separado sin ningún problema y demostrando lo evidente: Que tanto el argumento como el significado de las acciones de los protagonistas, si es que existen, quedan en un segundo plano y no son sino una manera de novelizar y estructurar las numerosas circunstancias, vistas panorámicas y curiosidades que rodean a los acontecimientos verídicos que han ido evolucionando desde la primera entrega. Y esto está bien, pero hasta cierto punto...
Cosnava se vuelve a valer de casi cualquier cosa para acercarnos el elemento histórico a la lectura. Un diario olvidado, una retransmisión de radio o el cadáver de alguien pudriéndose en la calle a la vista de todo el mundo. Todo sirve para ser lanzado a la cazuela y crear un guiso de sabores clásicos aunque en ocasiones algo artificiales, también inevitable cuando estos hechos deben casar, compaginarse con la trama inventada en cuestión por el escritor, causando que el desarrollo de la lectura se vea en algunos momentos interrumpida de manera demasiado brusca para contarnos qué pasaba en esos momentos en el escenario donde los protagonistas se encontraban, o indagando más adelante en lecciones de historia sobre civilizaciones y culturas antiguas y no tanto, que demuestran que hay cosas que no tienen por qué haber cambiado tanto desde entonces.

Así que aclaremos una cosa. Si bien esta novela como su antecesora pueden ofrecer momentos realmente escalofriantes, no es gracias a que forme parte de una colección especializada en literatura zombi, porque el que se espere encontrar aquí muertos vivientes resucitados por algún tipo de experimento nazi o hechizo vudú puede llevarse una gran desilusión. No, aquí no hay monstruos sobrenaturales, solo reales. Gente hambrienta que ha dejado atrás cualquier ética a favor de la supervivencia. Es por ello que quizá esta serie resulte un poco oportunista dado el precario nexo y sentido del termino "zombi" que se aplica en esta trama, pero a su favor hay que admitir que es una buena manera de acercar la historia bélica y sus capítulos menos conocidos pertenecientes al asedio de Leningrado a gente que de otra forma nunca se habría molestado o interesado en conocer.

LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL es un relato más intimista, menos global que su antecesora en lo que a acontecimientos y personas involucradas se refiere. Una historia terrible dentro de una historia terrible que, salpicada de misterio, investigación, horror, absoluta pérdida de inocencia y una pizca de filosofía retorcida, nos cuenta como un grupo de niños y adolescentes se enfrentan al último caníbal de Leningrado. El último bastión para volver a lo más parecido a la cordura en un mundo que parece haberse vuelto loco.

Me doy cuenta a estas alturas de la opinión literaria de que no paro de volver una y otra vez al asunto de los elementos verídicos dentro de la historia hilada por Javier Cosnava, y el motivo por desgracia es que creo que sin ellos, ZOMBIES DE LENINGRADO. LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL pasaría por el recuerdo de la literatura Z sin pena ni gloria y que cuando se finaliza uno prefiere mantener en sus recuerdos esos momentos en los que la sensación era de haber pasado el día en un museo dedicado a la Segunda Guerra Mundial, contemplando objetos y documentos expuestos en vitrinas y leyendo el papel que éstos desempeñaron en la historia.
Y si, vale, se nota que el personaje de Ilarion Nyshchenko ha sido (re)creado para representar la piedra angular de la novela con el que los capítulos dedicados al último caníbal de Leningrado cumplen con el cometido que se propone el propio título de la obra, ofreciendo otra perspectiva moral y existencialista a la supervivencia como un modo de vida condicionadas por los terribles actos a los que estuvo obligado a formar parte Ilarion. Y tampoco podemos ignorar ya que estamos, algunos interesantes giros del guión que pueden pillarnos en paños menores...
... Por desgracia tampoco podemos pasar por alto un estigma que arrastra la novela desde su propia concepción, un elemento que si en otros casos pasa desapercibido, en este su factor condicionante a la hora de dar un veredicto es definitivo, y ese elemento no es otro que ser una segunda parte.

LA PERSPECTIVA DEL CANÍBAL no es una mala novela, en ningún momento dije, digo o diré lo contrario, pero es mucha mejor lectura si no se ha leído anteriormente ZOMBIS DE LENINGRADO, de ese modo, uno no lleva consigo esa sensación de estar leyendo algo artificial, forzado e incluso producto de una necesidad de terceros. ZOMBIS DE LENINGRADO es como escuchar un single donde el grupo musical ha volcado todas sus ganas, talento y cariño. Esta segunda entrega es como la cara B y los remixes de la misma canción. Sacando provecho a restos de documentación acumulada que no encontró espacio en el tema principal ya sea porque no era tan bueno como lo demás o porque en su momento no tenía sentido incluirlo. Así que, improvisando un resumen para aquel que se acerque a a esta obra a raíz de haber leído la anterior, podría decir que va a encontrar más de lo mismo pero más insipido, descafeinado. Como beberse un buen whisky escocés y que después te sirvan marca blanca.

Por lo positivo, también encontraremos más de lo mismo en el estilo narrativo de la obra, el cual se muestra directo y ágil, salvo en los constantes paréntesis de los que se vale Cosnava para contar una nueva anécdota en medio de un pasaje escénico o incluso en un diálogo, pero curiosamente a veces son estas interrupciones las que, movidos por la curiosidad o el morbo, nos atrapa sin remisión. La historia mantiene una previsibilidad justa y por fortuna algo engañosa, y como en ZOMBIS DE LENINGRADO sigue eligiendo sabiamente el momento justo en el que sorprender o ejecutar aquel movimiento que habíamos predicho con anterioridad.

Mención aparte merece uno de sus epílogos, que valiéndose de ciertas libertades históricas (sin las cuales este relato no hubiera pasado apenas de su propio planteamiento) remata la jugada convirtiendo el libro en algo más que una novelización de un asedio, sino también la de una inesperada biografía.

Siempre es agradable que cuando algo guste recibamos más raciones de lo mismo... el problema es cuando con las virtudes, también le acompañan sus defectos...

2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con la reseña. Casualidades de la vida, hace unos minutos que acabé mi reseña y me he topado con la tuya (que no tiene nada que ver con la de un neófito como yo). Mañana sale en mi blog y sí, la novela funciona, pero lo hace mejor si no has leído antes la primera, pues esa primera fue un chute bueno en la vena literaria.
    Saludos

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    1. No sé si en su día no vi la reseña o no me acuerdo pero como curiosidad os diré que Leningrado 1 la escribí (corregida y todo) en 35 días. Fue mi primer experimento en novelas rápidas que ahora llevo a cabo hasta con novelas que escribo en seis días (+ correcciones aparte). Leningrado 2 es la novela más compleja estructuralmente que he escrito, tardé 8 meses (que es lo que tardo en hacer una novela de 800 páginas de la saga 2ª guerra) y rehice la estructura 20 veces al menos, llenándola de giros y de dobles sentidos, de juegos de palabras y buscando la calidad disfrazada de una prosa sencilla. Por eso la literatura es tan fascinante, entre el emisor y el receptor hay un vacío que a veces es difícil llenar, pues el lector no ve nada de lo que has hecho solo el resultado final. Abrazos

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