lunes, 12 de mayo de 2014

Reseña: EL DEVORADOR de Lorenza Ghinelli



Autopsias literarias del Dr. Motosierra presenta:

EL DEVORADOR de Lorenza Ghinelli

¿Te has portado mal? El Hombre de los Sueños lo sabe... Como si de un cuentagotas se tratase, comienza la progresiva desaparición de varios niños en medio de extrañas circunstancias para las que la policía no encuentra explicación. Pietro es autista, ve el mundo con otros ojos y vive atrapado en la jaula de la incomunicación. Sin embargo, es el único que sabe que algo terriblemente maligno y brutal está ocurriendo. Con su admirable capacidad para el arte, comienza a hacer extraños dibujos sobre un anciano vestido de negro, el Hombre de los Sueños, a los que nadie da la suficiente importancia. Nadie excepto Alice, su psicoterapeuta, que descubre su vinculación con las desapariciones. Los dibujos le traen a Alice unos recuerdos infantiles que han permanecido ocultos en su memoria durante muchos años: la historia de Denny, uno de sus compañeros de colegio. Cuando Denny tenía siete años y un padre borracho y sufría malos tratos constantes en casa y en clase, se refugiaba en su imaginación. Pero ¿qué sucede cuando la imaginación de un niño es tan fuerte y desesperada que es capaz de dar a luz a un monstruo? Un monstruo tangible, que se alimenta de odio y resentimiento, un devorador de almas que nunca termina de saciarse. 
Esta primera novela de Lorenza Ghinelli es un thriller que muestra que las peores pesadillas pueden hacerse realidad y se adentra en los rincones más oscuros de la conciencia. Una terrorífica fábula negra sobre los traumas de la infancia y sobre cómo los sentimientos de venganza pueden minar el alma hasta hacerla desaparecer entre sus fauces.

Antes de nada quisiera soltar al viento una pequeña duda, pataleta, despotrique o como queráis llamarlo: Queridos editores ¿Hay algún apartado en vuestro estatuto de trabajadores donde os prohíben el uso del mas mínimo ápice de originalidad? Uno acaba bastante harto de leer siempre el nombre de Stephen King en la portada de todo libro que roce el genero de terror. Ya os digo yo que la estrategia esta mas que vista, y quien aun se guíe de la coletilla "Comparado con Stephen King" es que no tiene bien claro sus directrices a la hora de elegir la lectura.

EL DEVORADOR es una novela de terror, donde no hay nada de Stephen King y mucho de Lorenza Ghinelli. ¿Por ese motivo la lectura de este libro pierde interés? En absoluto.
El estilo narrativo de esta joven autora es de esos que, en contradicción con el titulo de esta historia, no hay que devorar, sino que hay que degustarlo poco a poco, descubriendo todos sus matices, deshilando la maraña de metáforas que componen sus pasajes y, sobretodo dejándonos llevar por su voz. Me ha recordado en ocasiones a la fuerza lírica de autores nacionales como Rafael Marín o Quevedo Puchal.
Todo esto suena muy bonito, y lo es, pero hasta cierto punto. Hay que admitir que a veces Lorenza mete el turbo en la palanca de la inspiración y acaba pasándose la salida que tenía que tomar, restandole, por asi decirlo, buena parte del supuesto terror que debería inspirando.

Estamos ante una historia cien por cien terror paranormal, donde seremos testigos de apariciones que no llegan a ser fantasmas, de criaturas extrañas que no llegan a ser monstruos y de una lucha por la supervivencia que no llega a ser exactamente lo que los protagonistas piensan. Sin embargo, por encima del relato terrorífico destaca el trato que se hace a modo de denuncia social a temas tan actuales y tristemente comunes como es el autismo, el abuso infantil e incluso el abuso por parte de otros niños.
Pietro, núcleo principal de la obra, autista y con síndrome de Asperger se presenta ante nosotros como un impresionante rompecabezas donde ninguna pieza parece encajar, pero que nos obliga a no darnos por vencido, sabiendo que el dibujo resultante sera magnifico.
Denny, unico hijo de una familia mal estructurada, de madre deprimida y padre alcohólico compone el montón de piezas faltantes para completar un puzzle que nos encogerá el corazón.

No obstante, EL DEVORADOR lamentablemente tropieza con un par de piedras que hacen tambalear al lector. No descarto que se haga a propósito, pero las secuencias en las que son protagonistas el Hombre de los sueños, resultan en ocasiones algo caóticas y surrealistas acabando con una sensación similar a cuando jugábamos a vendarnos los ojos y dar vueltas y vueltas. Sensación que se repite en la secuencia final, cortocircuitando nuestras emociones entre la euforia y un mal viaje de drogas.

Repito, no busquéis a Stephen King. Tampoco a Hitchcock. Buscad solo una historia, (O varias, porque realmente la novela viajará constantemente entre los años 1986 y 2006) un cuento macabro con tintes de drama social, quizás no de argumento excesivamente original, pero de lectura amena, rápida y, muy importante, satisfatoria.


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