martes, 17 de noviembre de 2015

Reseña: EL ÚLTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES. LA PRIMERA LEY III de Joe Abercrombie.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

EL ULTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES. LA PRIMERA LEY III de Joe Abercrombie.

 El rey de los hombres del Norte se mantiene y sólo hay un guerrero que le pueda detener. Su viejo amigo y su enemigo más antiguo: ha llegado la hora de que el Sanguinario vuelva a casa… 
 Glokta está librando una lucha secreta en la que nadie está seguro y nadie es de fiar. Y como sus días de guerrero están lejos, utiliza las armas que le quedan: chantaje, tortura… 
 Jezal dan Luthar ha decidido que la gloria es demasiado dolorosa y prefiere una vida sencilla con la mujer a la que ama. Pero el amor también puede ser doloroso y la gloria tiene la desagradable costumbre de aferrarse a un hombre cuando menos la desea… 
 El Rey de la Unión ha muerto, los campesinos se rebelan y los nobles luchan por su corona. Sólo el primero de los Magos tiene un plan para salvar el mundo, pero esta vez hay riesgos. Y no hay un riesgo más terrible que romper la Primera Ley…
 El volumen que cierra la impresionante trilogía de una voz que ya es imprescindible en la fantasía moderna.

Cada uno de los lectores, como los escritores y sus respectivas obras, son un mundo único. Más concretamente la forma que tiene cada uno de afrontar una lectura y sus gustos. No solo me refiero a la temática, sino a otros factores como la nacionalidad del los escritores (Es cierto, existe gente que solo lee autores de su país o, al contrario, se niegan a leer algo que no venga de fuera), no me extrañaría tampoco que existiera gente que solo lee en cierto formato como tapa dura o bolsillo, o ridículos hombrecillos que ya "solo" compren  novelas en formato electrónico porque en su mundo de fantasía y piruletas vislumbran un futuro donde el papel ha desaparecido y sus novelillas en PDF se venden como churros, eso si no tienen que recurrir a regalarlas. Pero bueno, de eso es mejor hablar cuando nos centremos en bestsellers de Amazon capaces de cruzar fronteras y mantenerse en unos primerísimos puestos durante semanas ¿Verdad?. Centrémonos en otro aspecto que también parece influir a la hora de elegir una nueva lectura: La extensión.

Reconozco que hasta cierto tiempo fui bastante reticente con los llamados "Libros gordos de Petete", "Ladrillos" o "tronchaespaldas". Tal vez se debiera a que tenía miedo de que una novela de cerca de 1000 páginas no llegara a engancharme desde el principio. Eso, sumado a mi establecida pero no escrita norma de no dejar nunca a medias un libro suponía una ruleta rusa donde la víctima no perdía la vida, sino tiempo y recuerdos de interés. O tal vez era de los que pensaba que una buena historia podía contarse en una 250 o 300 páginas, y que sobrepasar demasiado dicha cantidad era decorar y engordar innecesariamente un relato para que al final se terminara desvirtuando la trama en sí, creando con ello una lectura cuanto menos soporífera.

Ya, ya lo sé. Ahora es cuando diría eso de "... La experiencia me ha enseñado lo equivocado que estaba porque blablabla...". Pero no es así. Esa misma experiencia me ha obligado a tragarme libros cuyo grosor alcanzan las cuatro cifras y que acababan de manera tan nefasta a como empezaban, u otros que parece que cuanto más avanzas, más parece que falta para acabarlo (¿Qué tal señor Martin?) y otros que, si bien no son malos del todo, acabas pensando que eliminando hasta la mitad del contenido, no solo no perdería esencia y calidad, sino que la mejoraría (Hola, señor Rothfuss).

Y si ya hablamos de sagas la cosa se complica. Ya no hablamos de 1000 páginas, sino que nos acercamos a las 3000, 5000, etc. ¿Cuántas cosas más productivas e interesantes podría haber hecho durante las interminables horas que soportaba el tedio de leer DANZA DE DRAGONES de George R. R. Martin?. Por suerte, la gente como yo no aprende nunca y los que algunos tomarían por una oportunidad para cambiar de dirección y buscar la correcta, otros optamos por saltarnos el obstáculo, hacer como que nunca ha pasado y darnos de bruces con asombrosos descubrimientos.

Adquirí la trilogía de LA PRIMERA LEY de Joe Abercrombie allá por el 2013. Tres voluminosos tomos que acabaron en mi estantería por culpa, o gracias a numerosas recomendaciones. Tres libros que veía cada vez que acudía a coger una nueva obra para leer, pero que ese antiguo temor a decepcionarme me obligaba una y otra vez a volver a dejarlos en su sitio. Hasta que por fin les dí una oportunidad.

LA VOZ DE LAS ESPADAS me supuso un más que grato descubrimiento en un género no demasiado explorado por mí.

ANTES DE QUE LOS CUELGUEN consiguió recordarme esos momentos en los que sabes que lo que lees en esos instantes va a marcar de algún modo una huella, ese momento en que cierras el libro y lo primero que dices es sencillamente: "Quiero más".

Y ahora, EL ÚLTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES  consigue arrancarme el valor para situar a Joe Abercrombie en lo alto del podio con el galardón de escritor favorito de fantasía. 

Aunque puestos a ser sinceros, poco le faltaba a este autor para adjudicarse ese puesto tras leer la maravilla que supuso MEDIO MUNDO, segunda parte de su otra trilogía, EL MAR QUEBRADO y que comenzaba con MEDIO REY, irónicamente el libro con el que me estrené con Abercrombie y a mi gusto posiblemente el mas flojo de todo el repertorio que llevo leído.



EL ÚLTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES ofrece todo lo que se busca en un desenlace memorable para una saga y mucho más, o al menos en un desarrollo donde el término imprevisible adquiere todo su significado y supone una brutal lección a seguir en lo que a elementos para crear una historia épica se refiere, tanto en su acción, ritmo, personajes y ambientación.

LA PRIMERA LEY nos presenta un mundo rico en influencias de muchos y variados tipos y orígenes. Los que tienen su primer contacto se descubren emocionados viajando por parajes helados habitados por bárbaros vestidos de cuero y pieles y armados con hachas cuya sola visión haría que un árbol se dejara caer por voluntad propia, para, acto seguido transportarnos a ciudades amuralladas donde las pieles de osos dan paso a las mas exquisitas sedas y elegantes uniformes militares, los mandobles son sustituidos por sables ornamentados y los sombreros son decorados con plumas. Una ventana hacia el romanticismo del siglo XIX. Sin olvidar rápidos vistazos a impresionantes ruinas de otros tiempos donde la magia era común y las leyendas no eran tales sino fragmentos de una historia real. 
Obviamente unos escenarios así a la fuerza tienen que convertirse en un caldo de cultivo ideal para que distintas culturas, costumbres y creencias desemboquen en conflictos bélicos donde la lucha por la paz deja espacio para otro tipo de objetivo más antiguo y deseado: el poder. 

Al mismo tiempo que contemplamos la evolución de unos acontecimientos que dejamos apartados en ANTES DE QUE LOS CUELGUEN, y nos lleven por caminos que nunca llegábamos a imaginar, los protagonistas sufren otro tipo de metamorfosis evolutiva, que supone no una recuperación de una visión esperanzadora de futuro, de convertirse en auténticos héroes de leyenda que protagonicen actos que alguna vez serán cantadas por trobadores. No. Aquí los personajes son como el vino que en vez de mejorar con el tiempo se avinagra, cuyas experiencias lejos de aleccionarles y educarles con fuertes valores éticos, los desgastan, los destruye poco a poco y agrandan la grieta que crece en el espejo de sus almas, desembocando en una destrucción lenta pero inevitable, una catarsis nada purificadora.

Logen Nuevededos, West, Ferro, Bayaz, Hazel o el que sigue siendo mi favorito y un titánico ejercicio de originalidad y personalidad, el inquisidor Glokta no serán sino piezas colocadas estratégicamente en un tablero de ajedrez donde todas las piezas son negras y la partida no terminará incluso después de haber caído el rey.

Estos personajes, espejos rotos de sí mismos, como he dicho anteriormente, también son usados por el autor para reflejar una verdad incomoda: Que no estamos ante un cuento de hadas. Que el tiempo de salvar a la princesa, destruir al villano, ser felices y comer perdices ha quedado muy atrás. EL ÚLTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES es una historia trágica donde el bien y el mal no están definidos, nadie es totalmente bueno y la maldad a veces surge de un necesidad surgida por las buenas intenciones. No estamos ante una novela cuyos desenlaces van a gustar a todo el mundo. El mundo real es injusto, así que, ¿Por qué un mundo imaginario no lo iba a ser también?

Dígase una cosa de Joe Abercrombie: Sabe mantener el interés del lector desde el primer minuto. 

Esto es así. Puede que el primer libro de LA PRIMERA LEY diera más importancia a la presentación de los variados personajes, a ponernos en la situación que se vivía en ese momento y dejando aparte la acción y la aventura, sin embargo en su secuela ya empezaban a darse muestras cada vez mayores de derramamiento de sangre y donde los viajes por páramos desconocidos eran una constante. Es ya en este volumen donde el autor da rienda suelta a su lado mas salvaje, dando lugar a escenas de violencia tanto física como moral realmente impactantes, sin olvidar que prácticamente un tercio del libro se desarrolla en diversos asedios en los que el límite a la imaginación lo pone la cantidad de sangre que puede derramar una persona o los miembros que puede perder sin morir.

Quien esté familiarizado con el estilo de Abercrombie sabe reconocerle enseguida. Su escritura es tan directa como elegante, de diálogos brillantes donde no falta espacio para pequeñas dosis de humor ácido ni para el drama más aterrador. Sus descripciones son bastante limitadas, dando a entender que prefiere que, en lugar de imaginarnos un paisaje o situación, sintamos lo que estos les inspiran a los protagonistas, creando miedo, tristeza, alegría, esperanza o desesperación dependiendo del momento. No te describe edificios piedra por piedra, sino que prefiere que sea el habitante del edificio el que te explique lo que siente al habitar en el. 
Las escenas de acción tampoco tienen misterio para él. Tanto en duelos como en grandes batallas maneja tanto la cámara rápida como la lenta a su antojo, creando narraciones casi cinematográficas.
Y cualquiera que piense que hasta ahora el desarrollo de la saga ha sido algo lineal y predecible, en esta entrega se dará de cara con una sorpresa tras otra por medio de giros argumentales y el mantenimiento de un suspense cada vez más creciente.

Libros como EL ÚLTIMO ARGUMENTO DE LOS REYES hacen que los lectores pierdan miedo a las lecturas extensas. Joe Abercrombie no aburre en ningún momento, ni siquiera cuando la monarquía y las decisiones del consejo cerrado ganan suma importancia aquí. Todo es narrado de manera amena, excitante en ocasiones, adictivo en todo momento.

La Trilogía de LA PRIMERA LEY no debe ser tomada como una alternativa a Canción de Hielo y Fuego como hacen algunos al comparar a ambos escritores. Joe Abercrombie ha sabido forjarse a sangre y fuego una espada con estilo único y personal. Scott Lynch dijo que el género fantástico ganaría un gran regalo si la trayectoria novelística de este escritor fuera larga. Por suerte así ha sido, Finalizo una saga, pero me queda el consuelo de volver a estas mágicas y a la vez oscuras tierras con LA MEJOR VENGANZA, LOS HEROES y TIERRAS ROJAS.

Apenas he desecho maletas y ya quiero volver a partir.

1 comentario:

  1. Leí esta trilogía, en su lengua original, algo antes de que Abercrombie se "pusiese de moda", y mi primera y errónea impresión fue la de "Esto no va a acabar de cuajar en España". Me pareció que su estilo directo y descarnado, la ausencia total de "buenismo" en sus personajes y la oscuridad que parecía impregnarlo todo, estaban muy alejados de la ñoñería para críos que imperaba por aquel entonces en las estanterías o la insulsa narrativa de Rothfuss (sí, a mí también me aburre, y eso que lo leí hace relativamente poco). Bueno, estaba Martin, aunque su estilo era bastante distinto. Menos descarnado. Más adornado. Menos visceral. Aunque igual de homicida. Me alegra ver que me equivoqué. Aunque si he de decir algo malo de Abercrombie es que peca un pelín en el exceso de ese ritmo cinemático suyo, heredero de las pelis de acción de los 80, sobre todo en los combates, donde una espada baila como una mariposa y corta como una guillotina, un héroe poseído por el ansia de la batalla ignora heridas incapacitantes para seguir luchando como una bestia parda o las armas hacen más o menos daño en función de a quien alcancen. Pero oye, algo fantástico tenía que tener la obra, ¿no? Y al menos su narrativa te hace olvidar esos detalles hasta después de leerlos, cuando cierras el libro y te pones a rememorar y reflexionar sobre lo que acabas de disfrutar leyendo...

    Coincido contigo en todo: uno de los nuevos autores que alcanzan la categoría de clásicos, de la noche a la mañana, por méritos propios.

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