martes, 15 de diciembre de 2015

Reseña: DARK WATER de Koji Suzuki.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

DARK WATER de Koji Suzuki.

Maestro indiscutible del terror en Japón, Koji Suzuki despierta nuestros miedos ancestrales en esta antología de relatos con el agua como protagonista.
Elemento imprescindible para la vida, el agua se transforma en heraldo de la muerte y en germen del terror primigenio. 
Una madre acosada por la presencia intangible de una niña ahogada, un crucero de ensueño que se convierte en pesadilla, un padre atrapado en una gruta hasta la hora final… Ya sea sobre las aguas oscuras y amenazadoras del mar o sobre el agua estancada y putrefacta de un edificio abandonado, las historias de Koji Suzuki navegan en el océano del horror, la angustia y el pánico. La alucinación y los fantasmas imaginarios producto del pánico, el miedo o la obsesión, bastan para conseguir la atmósfera de pavor, amenaza y peligro que acompaña siempre los relatos de Suzuki.

Creo que ya comenté con anterioridad que el mundo del terror (concretamente el cine de este género) empezó a gustarme a una edad bastante temprana en la que, mientras los héroes de mis compañeros de clase eran, o bien el futbolista de moda de ese tiempo, o bien el luchador de la WWF más ciclado del momento, los míos eran Freddy Krueger, Jason y los Critters. No obstante, no fue hasta el año 2002 cuando descubrí el terror asiático (J-Horror para hipsters y sobreentendidos) y que curioso, no lo hice con una película japonesa, sino con su remake. La primera vez que vi en el cine The Ring (Remake de Ringu de Hideo Nakata, 1998) supuso el pistoletazo de salida que,  empujado por la ola de terror oriental que arrastró este y algún que otro remake similar en nuestro país, me descubrió una nueva manera de ver las historias de fantasmas, seres que hasta entonces apenas despertaban mi curiosidad.
Tras un tiempo y varias decenas de películas sobre Ju-reis y demás espíritus vengativos había establecido mi particular trinidad filmográfica con Ringu, Dark Water y Ju-on (Esta última sustituida más tarde por la fantástica producción koreana A tale of Two Sisters, 2004), y de nuevo, en mi particular burbuja de ignorancia descubrí hace no mucho que las dos primeras no solo compartían director, sino que la mano que escribió originalmente ambas historias era la misma. Así descubrí el nombre de Koji Suzuki, o por lo menos los horrores que podían salir de la mente de ese hombre...

...Que resultó no ser ni una mínima parte de lo que uno descubre al leer DARK WATER, uno de los más celebrados, al menos por mi, aciertos de una editorial en lo que llevamos de un año a punto de extinguirse. razón que se acrecenta teniendo en cuenta la poca difusión que la literatura nipona, sobretodo la de terror, tiene en nuestro país.

En DARK WATER no solo encontraremos el relato que dio origen al exitoso y angustiante film, sino que esta compuesto por un conjunto de relatos que de una manera u otra tienen un elemento en común: el agua, liquido elemento capaz de adaptar mil formas, tan necesario y a la vez tan letal que es usado a capricho de la macabra imaginación de Koji no como un personaje más, sino en ocasiones como protagonista principal, escenario único u origen del terror.

La obra de Koji no se limita a las clásicas historias de fantasmas, si, esos espíritus japoneses de largas melenas lacias color ébano echado por la cara y de articulaciones imposibles. Muchas veces las imagenes terroríficas y los sucesos extraños tienen un significado, una razón de ser tan clara que en ocasiones parece oculta. Las presencias desvelan hechos que aúnan al protagonista en cuestión con elementos (un pasado oculto, la culpa...) que, de algún modo y como una boya enganchada a un barco, arrastran tras de sí, sin poder huir de aquello que les persigue y condenándolos, o no, a un nefasto final

El mundo de Koji Suzuki es tan simbólico como visualmente intenso, enseñándonos un Japón misterioso, actual y moderno, bello tal vez, pero cuya fealdad no siempre oculta se ve resaltada, como el aceite en un vaso de agua que siempre alcanza la superficie o una muñeca rota atrapada en una red de pesca, todo lo que no encuentra su lugar, lo extraño, termina saliendo a flote y destacándose por encima de todo, adueñándose de la percepción del lector y cubriendo la atmósfera ya viciada de sus historias de un sentimiento opresivo, decadente e incluso derrotista. Sin embargo, el autor no recurre a interminables descripciones que alargan innecesariamente la lectura ni hace uso de una prosa complicada y llena de recursos tan embellecedores como nocivos para el necesario realismo que demanda la historia.  Al contrario, la prosa de Koji  es bastante sencilla, sin rodeos. No llega a ser esquemática, sino que, y estoy supongo que hay que agradecérselo a la traducción, resulta fluida, atrayente y nada confusa. Quizá si pueden chirriar algunos diálogos de simples o hasta ridículos en algún momento, pero nada, extremadamente molesto.

Son siete relatos, como siete dagas. Cada uno con una voz peculiar que toma como protagonistas personajes marginales, gente de calle e incluso de clase alta, pero que de alguna manera son un enlace fundamental para conocer la cultura, las costumbres que les rodean y ya de paso pasarlas por un velado filtro de critica social. Siete historias donde el miedo, la inseguridad los fantasmas que viven en el armario y los que residen en la mente se unen.

El primer relato para sumergirnos (nunca mejor dicho) en los miedos acuáticos de Koji Suzuki que encontramos es AGUA QUE SE AGITA, un texto que sirvió como semilla para que germinara la película dirigida por Hideo Nakata, Dark Water, y años mas tarde su nefasto remake de Walter Salles. Es, posiblemente el mayor referente de la obra del autor y un acercamiento general a lo que vamos a encontrar en el libro. La historia, de sobra conocida, narra los extraños acontecimientos que sufrirán una mujer recién divorciada y su hija pequeña bajo el techo de un ruinoso edificio de apartamentos al que se acaban de mudar.
Suzuki narra una aparentemente tradicional historia de fantasmas que juega mucho con la ya presente ambientación decadente de los barrios marginales de Japón, donde se nos presenta a una madre coraje capaz de cualquier cosa por el bienestar de su hija, confundiendo o anulando en ocasiones la ética de sus acciones. La trama no se cierra de manera tan conclusiva  a la de la película, sin embargo juega con bazas e ideas que no se descubren hasta leer la historia tal y como se imaginó.

ISLA SOLITARIA, el siguiente relato, supone un verdadero cambio de registro. La historia de un extraño romance y el viaje para la exploración de una isla artificial convergen en una narración que deja eventualmente apartado el extremo fantástico, centrándose en las fatales consecuencias que puede provocar el amor cuando la locura o la obsesión se anteponen a la lógica. Historia trágica, melancólica y no exenta de sorpresas.

El sentimiento de no saber de donde puede venir la amenaza se convierte en una constante, como lo demuestra EL AGUJERO, que nos presenta a una familia terriblemente desestructurada donde el abuso, la dura disciplina y las agresiones físicas son una constante en la vida de su protagonista, un pescador que un día despierta descubriendo que su mujer ha desaparecido.  Primer relato de tres seguidos que se ambienta principalmente en el vasto mar y que alberga uno de los desenlaces más escalofriantes a la vez de emotivos que ha escrito el autor.

Sin salir del gran azul nos llega CRUCERO DE PLACER, relato que inspiró uno de los episodios de Master of Horror (Dream Cruise, 2007). Narra los extraños acontecimientos que vive la tripulación de un pequeño barco de recreo, donde lo que empieza siendo una sucesión de pequeñas complicaciones desembocará en una secuencia de imágenes aterradoras que pondrán en juego la imaginación mas macabra del lector, ofreciendo un terror lleno de simbolismo, jugando con la percepción de lo que es real y lo que es imaginado.

EL BARCO A LA DERIVA nos ofrece a un Koji más cercano a las historias de misterios marinos que tanto disfrutamos de autores inmortales como William H. Hodgson. La aparición de un velero abandonado y rescatado por un pesquero será el origen de uno de los textos con mayor carga fantástica de los que encontraremos en DARK WATER, con altas dosis de misterio y sobrecogedor final.

Nos alejamos de los miedos que inspira el mar para colarnos en los escenarios teatrales en LA ACUARELA , una verdadera maravilla convertida en relato donde una interpretación de un grupo de artistas se ve dificultada por unas inoportunas goteras. Si los anteriores relatos jugaban con la imaginación del lector y su percepción de los hechos, la presente historia pondrá al límite esta característica, y que, emulando a otro maestro de la literatura de misterio como Edogawa Rampo, culminará en uno de los desenlaces más inesperados y fabulosos.

Resulta cuanto menos llamativo que uno de los relatos que mayor congoja y tensión produzca de esta colección no esté impulsada por entes sobrenaturales, fantasmas o monstruos acuáticos, EL BOSQUE BAJO EL MAR que, fácilmente podría estar basado en un hecho real, es una historia de supervivencia, de plantar cara a las peores circunstancias en una situación límite. Un sensacional y emotivo grito de superación humana que puede recordar a obras cinematográficas como 127 Horas o La Cueva.
Este último relato ademas, supone un nexo entre el prologo y el epilogo que envuelven las tramas de DARK WATER, resaltando, en el momento preciso ese halo de esperanza, esa luz ansiada entre tanta oscuridad o, mas adecuado en este caso, esa bocanada de aire antes de ahogarte.

Finaliza el tomo un estudio sobre la relación entre el agua y la obra de Koji Suzuki escrito por Jesús Palacios. Una sobresaliente manera de finalizar un trabajo brillante que desgraciadamente ha tardado tantos años en llegar a nuestras fronteras y que a mi personalmente me ha ayudado a descubrir un autor que ansiaba nombrar como referente indiscutible del terror japones contemporáneo. Indispensable.
Solo esperemos que este sea uno de muchos títulos que lleguen pronto a nuestras estanterías.

1 comentario:

  1. Como siempre, cojonuda la reseña de un libro que también esperaba con muchas ganas.

    Debo reconocer que coincido en la película que me introdujo en el mundillo del horror japonés, es decir, "La Señal", el remake de "Ringu" que prefiero a la original. Mi trío de ases también es el de "La Señal", "La Maldición" y "Dark Water", eso sí, el remake de ésta última me parece flojo no, lo siguiente. Eso sí, a "Dos hermanas" no le pillé tanto el chiste, quizá porque iba con las expectativas demasiado altas, ya que me la pusieron demasiado bien.

    Lo dicho, a ver si nos llegan más libros de terror japonés :)

    ¡Un abrazo!

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