jueves, 10 de noviembre de 2016
Reseña: HISTORIAS DEL CAMINO de Mariela González.
Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:
HISTORIAS DEL CAMINO de Mariela González.
En los caminos se forjan historias. Unas llegan a las tabernas flotando como polvo en el viento, otras pasan de boca en boca entre los mercaderes o los viajeros solitarios. Pero algunas, las mejores, solo las conocen los mensajeros.
Keith el Cojo ama su trabajo, ir de aquí para allá entregando paquetes, cartas con noticias buenas y no tan buenas, conociendo nuevas caras. “Solo dime dónde ha de ir la mercancía y allí irá” es su sencillo lema. Aunque las cosas, al final, no suelen ser tan simples. Las adversidades parecen perseguirle, quién sabe por qué. Y los fantasmas, las civilizaciones perdidas… incluso alguna que otra criatura escupefuego.
Al final el mensaje siempre acaba llegando donde debe, eso sí. Y al morir el día, las penalidades merecen la pena con tal de acabar contando a su jefa una emocionante historia del camino.
Yo me pregunto, ¿Sufre el lector español algún tipo de estancamiento en la literatura fantástica?. No, no lo afirmo, pero es la sensación con la que uno acaba al comprobar las preferencias de los mismos, las cuales, aparte de suponer una especie de top ten colectivo (Que manía con crear listas de lo mejor de absolutamente todos los campos tienen algunos), los componentes parecen levantar muros fronterizos en sentido inverso. Es decir, damos la bienvenida y acogemos con un cálido abrazo lo que viene de fuera, mientras que el trabajo de nuestros autores es ninguneado o, al menos se le arrebata una importancia literaria a la que ni siquiera se le da la oportunidad de demostrar de lo que es capaz.
Tolkien parece haber pasado a la historia, las crónicas de Dragonlance solo son recordadas por aquellos que aun viven en las nubes de la irrealidad. La gente ahora hace búsquedas en una nueva ola de fantasía, aquella que antepone la supuesta profundidad de sus personajes a una buena trama y originalidad, que intenta explicar todo lo inusual, dándole al lector todo bien mascadito para que no se le indigeste (Si, al lector actual parece ser que cosas como la magia no pueden existir porque sí, tiene que haber una razón, un funcionamiento científico incluso). El lector busca sentirse más próximo al relato histórico que a lo que la fantasía debe ser: un cuento fictício.
La gente tiene miedo parece ser. Miedo de viajar a lugares desconocidos, de conocer nuevos juglares de su propia tierra que les narren historias que de seguro le cautivarían si se dejaran. Pero, ¿Para qué? La gente prefiere seguir esperando a unos vientos de invierno que parecen no llegar nunca y ni falta que hacen ya, mientras consumen cualquier chorrada que tenga que ver con su mundo favorito ¿Libros de recetas?,¿Filosofía sobre estilos de vida de sus personajes favoritos?,¿Cuadernos para colorear? Todo es bienvenido. Por suerte no son los únicos... algunos se preguntan que habrá sido de cierto asesino de reyes que no da señales de vida pero se conforman con cuentos sobre niñas con severos problemas mentales e historias insustanciales. Ejem.
España es una tierra rica en talento en muchísimos campos literarios, entre ellos la fantasía. Buena prueba de ello lo encontramos en autores como Alberto Morán Roa, Jesús Fernández Lozano, Juan Cuadra Pérez o Daniel Menéndez Cuervo. Sin olvidarnos del lado femenino de las letras, cuyos meritorios y elogiables trabajos nos han descubierto a autoras como Virginia Pérez de la Puente, Concepción Perea, Iria G. Parente, Selene M. Pascual o Victoria Álvarez. Sus talentos y visiones personales de mundos fantásticos enriquecen un género que muchos por desgracia han preferido contemplar solo parcialmente.
Un catalogo de piedras preciosas muchas de ellas al que buscar un hueco para Mariela González, porque HISTORIAS DEL CAMINO así la ha hecho merecedora.
Pero, ¿Qué tipo de méritos hace destacar una novela dentro de un género saturado, donde ser original es cada vez más difícil y sin que la correspondiente editorial cubra las tapas del libro con frases tan directas y falsas como "Para seguidores de Juego de Tronos" o "Tolkien estaría orgulloso"?.
Puede que HISTORIAS DEL CAMINO no sea un culmen de innovación, aunque eso no quiere decir que pueda dejar de presumir de ello, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Es necesario contar cosas nuevas para que algo sea innovador? Bueno... la idea ayuda, para que vamos a engañarnos, Un mundo de rasgos definitorios nunca expresados, un punto de vista protagonista nunca visto antes, técnicas narrativas inverosímiles y poco comunes en el género, etc. Todo esto está muy bien, pero si no se mantiene un equilibrio, puedes terminar escribiendo un libro que tiene mucho de experimentación y nada de interés.
Mariela ha conseguido con su obra un equilibrio destacable entre lo clásico y lo nuevo, y lo hace con una de las premisas más importantes de la literatura fantástica y a la vez la que mas rápido parece que se está olvidando: La de que todo es posible cuando se trata de dejar volar la imaginación. Así, la novela se convierte en un caldero donde no se ve el momento de dejar de echar ingredientes, con cuidado claro, de que estos compaginen bien entre ellos, sin anteponer un sabor por encima de otro para crear una mezcla uniforme que, a través de elementos básicos, conseguir contrastes totalmente nuevos.
Una novela donde su protagonista está destinado a constantes viajes llevando con él mensajes o paquetes promete al lector fuertes dosis de aventura. Si a esto le juntamos un mundo donde la magia fluye libremente y la traición y el peligro acecha tras cada esquina, HISTORIAS DEL CAMINO se convierte en un nido de influencias, pero capaz de hacer que cada escena leída parezca nueva y original. Sus tintes fantásticos recuerdan a obras fílmicas como Piratas del Caribe, Willow o el Vuelo de los Dragones, sin faltar hueco entre sus páginas para el drama, la comedia, la acción, alguna pizca de terror gótico y si, incluso la ciencia ficción y el retrofuturismo. Una mezcla de géneros y estilos que lejos de desentonar, convierte su lectura en una caja de sorpresas totalmente impredecible en un mundo ficticio y que, sin caer en la burda sátira, se asemeja tanto al nuestro.
Otro elemento que parece dirigir el desarrollo de la novela son sin duda los juegos de rol y los videojuegos. No es que quiera decir que esta es una de esas historias que "te hacen partícipe de la trama" (que mal usada esta ésta expresión en muchas ocasiones oiga), sino que su evolución de su protagonista y el transcurso de los acontecimientos genera un interés creciente y una necesidad de saber más que no decae en ningún momento. Y es que partimos de la más absoluta ignorancia: Mariela extiende un tablero, coloca una ficha en el centro y dice "Este es Keith, apodado el Cojo" y listo, sin introducción, ni tutorial ni nada que se le parezca daremos los mismos pasos que de Keith y los que le rodean descubriendo nuevos elementos y piezas que completan poco a poco en enorme rompecabezas, conoceremos personajes que solo están de paso o destinados a demostrar la importancia de sus papeles en la trama y, con ellos evolucionaremos en consonancia con el entorno que nos rodea. Y no es poco el tiempo transcurrido en la historia. Un tiempo que incluso en su abundancia se nos hace escaso para seguir al lado de sus personajes.
En historias como estas, en las que es costumbre ver a héroes invencibles, damiselas en apuros y malos jodidamente malos, Mariela llena su mundo creado de una población tan vulnerable como creíble. Los más valientes ceden ante las debilidades más humanas, las mujeres no necesitan caballeros de brillante armadura que las salven de las garras del mal, ya se bastan ellas solas. Alegría, tristeza, vulnerabilidad o determinación. Todos son elementos que los personajes que pertenecen a las HISTORIAS DEL CAMINO transmiten sin artificios ni lecturas apresuradas de guión.
¿Y cómo nos cuenta Mariela González todo esto? Por medio de una prosa cuidada y elegante, pero sin caer en la parafernalia innecesaria. Las aventuras de Keith el cojo y compañía nos describen un mundo tan amable como cruel, con un apartado visual destacable , sobre todo en las escenas de acción y en las descripciones de los numerosos paisajes que visitaremos en nuestros viajes, unos escenarios que son reflejados más en los sentimientos de quien los observa,en lugar de en la imagen que pretende evocarnos.
Quizá la mayor pega que encontramos en HISTORIAS DEL CAMINO sea un ligero desequilibrio entre la extensión y lo que se quiere contar en ella. Me explico: La novela se comprende de cuatro historias bien diferenciadas pero interconectadas entre sí, baza ésta a favor de la variedad. El problema es que cuatro historias en apenas 500 páginas ofrecen al lector una cantidad de información a veces indigesta, con lo que terminamos la novela con "efecto borrachera", es decir, que te lo pasas genial mientras dura, pero al final la resaca producida por los excesos es inevitable.
Resumiendo, HISTORIAS DEL CAMINO supone una de las propuestas más potentes dentro del género fantástico escrito en nuestro país. Una novela que catapulta a su autora al salón del merito y el talento, pero que por desgracia pasará desapercibida por culpa de las exageradas campañas de promoción a las que muchas editoriales grandes recurren para vender novelas que, en contra de lo prometido pasan por vista y mente sin apenas dejar recuerdos. Mariela González no es de esas. Sus historias perduran, y esta novela es una muestra de ello. Y también de que aún existen editoriales como Kelonia que apuestan por la calidad, aun escrita por un nombre que espero deje de ser desconocido para muchos en breve.
Si sois de los que aun dais oportunidad a los escritores de nuestro país y además disfrutáis de la fantasía bien tradicional, bien innovadora, memorizad bien la portada del libro y haceos con él la próxima vez que visitéis una librería, insensatos.
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