lunes, 27 de junio de 2016

Reseña: ALCASSERIANA de VV.AA.



Autopsias Literarias del Dr Motosierra presenta:

ALCASSERIANA de VV.AA.

Este libro es un descenso al abismo, un viaje al otro lado de la puerta que se abrió la noche del 13 de noviembre de 1992 en algún punto de una carretera comarcal. Alcàsser no es otro crimen más. Más allá de la conspiración y el delirio, Alcàsser es un trauma en la psique colectiva, una herida que permanece abierta. Nuestro agujero negro no está en Chernóbil, ni en Maine. No está en Amstetten ni Utøya. Está en Valencia. Siempre lo ha estado. Aquí se continuó y se empezó todo. Aquí está lo que devora. Lo indecible. Lo inabarcable. Lo que no se puede mirar ni habitar. Las casas vacías, los esqueletos de hormigón y las cruces en las vértebras. El miedo, el dolor y el conformismo. La pura patria. 

Los mecanismos que hacen que las cosas sucedan no han parado de girar desde entonces, alimentados por los miedos colectivos que se despertaron aquella noche. La llave que abre la puerta del abismo puede estar en cualquier parte: en una pastilla de éxtasis en plena ruta del bakalao, en la voz de una presentadora de televisión, en una cruz de Caravaca. Este libro contiene trece de ellas.

Los capítulos más importantes de la historia de la humanidad se escriben con tinta roja, una tinta sacada directamente de las venas y arterias de los inocentes. Sus historias, y sobre todo sus finales siempre han supuesto los párrafos esenciales, los giros de trama inesperados o la muerte del protagonista y de todos aquellos que les rodea, en esta obra que es la existencia.

Sin embargo el hombre es una criatura perezosa. La hostilidad del mundo que le rodea, muy por encima de las alegrías, sueños y esperanzas en lista de espera han hecho de él un animal de costumbres, al que ya no sirve estallarle un petardo cerca de su oído para llamarle la atención, sin que hay que reventárselo dentro de su propio cráneo. Y ni así, porque buscamos la comodidad hasta en las peores tragedias. Ya pueden caer edificios sobre el cuerpo de miles de inocentes, convertir un vagón de tren en un enorme ataúd de metal y hueso, transformar un centro de educación en un campo de prácticas de tiro o desangrar a mujeres en nombre de un falso dios, de todos los falsos dioses a los que se adoran en altares de oro de mentira con no más auténtica fe.

¿Y qué nos consuela?, ¿ Qué nos hace olvidar la sangre derramada a los pocos latidos de existencia? ¿Qué nos sirve de anestésico y coma etílico para no recordar?. Muy sencillo, poder alzar el brazo, señalar con el dedo y decir; "Ese es el culpable". Ponerle rostro al terror, saber quién, por mera locura o intervención divina mata a los hijos de nuestros vecinos provoca en nosotros un efecto amnésico de reacción rápida, una tirita con la que cubrir las heridas de nuestras almas y un pañuelo en la que secar nuestras lagrimas...
... Pero hay heridas que pese al tiempo no terminan de curar, y siguen supurando dolor e incertidumbre.

En el año 1993 la inocencia perdida tenía nombre de mujer. Podías referirte a ella como Toñi, Miriam o Desirée, y no superaba la edad de 15 años. Quién sabe si fue el sin sentido del destino, la locura pasajera de una mirada perversa o la inmoralidad del negocio sucio lo que decidió arrebatar su compañía a sus padres, sus familias, vecinos, a todos nosotros. Los medios de comunicación convertidos en un circo mediático, en una jaula donde los perros devoraban hasta la última porción de carne fresca que se les tiraba. Alcàsser era un campo de batalla mudo, donde los habitantes se lanzaban cañonazos silenciosos y puñaladas que no dejaban marcas externas pero que dolían igual. Dudas, sospechas, conspiraciones, un campo de minas cuyas explosiones mutilaban a unos y enriquecían a otros.

Y entonces la gente se cansa, y decide devolver el fuego y convertir lo tabú en arma, incluso a veces a esa misma gente se le cruzan los cables, fundan una editorial y demuestran, en contra de toda lógica y bozal tirano, que el muro de la limitación artística no es tan sólido como quieren hacernos creer.

Antipersona es en la actualidad una de las editoriales independientes más arriesgadas y valientes que ha ocupado mi estantería. Desde su primera publicación en formato libro, POLYBIUS, esta gente demuestra que apuesta por la lectura inteligente, dirigida no solo a la mente, sino también al espíritu en un ejercicio literario donde la experimentación es la principal baza y la realidad que algunos se empeñan en esconder, su campo de batalla. Y no menos importante, Antipersona quiere llegar al público, no a su bolsillo. No es de extrañar que sea en sus libros la única vez que en apartado legal leo "El contenido de esta obra puede ser distribuido, copiado y comunicado libremente, siempre y cuando su uso no sea comercial...". Estamos ante una editorial que alza la voz mientras otras callan por el qué dirán, y con ALCASSERIANA han creado el mejor rostro que podían crear para darse a conocer. Un cofre donde se guarda el frágil recuerdo de uno de los capítulos más oscuros de la historia de la España moderna, una mariposa disecada, inmortal, cuyas grotescas extremidades contrastan con la belleza de unas quebradizas alas multicolor.
Si, ALCASSERIANA es un puñado de páginas encuadernadas dentro de unas tapas con solapas, no hay lugar a dudas a la hora de pensar que estamos ante un libro, pero esto no es un libro.

ALCASSERIANA no es un libro, al igual que esto no es una reseña porque eso implicaría la posibilidad de una valoración negativa, y no voy a negar que es una obra cuyo estilo narrativo y naturaleza puede gustar o no, pero si alguien se atreviera a decir que es un mal libro sería como burlarse de la memoria y el recuerdo de tres niñas asesinadas, porque a fin y al cabo estamos ante la metáfora de un último adiós ante la triste tumba de la memoria, el uso de lo que mejor saben hacer cada uno de los miembros que colaboran en este título, para dar un consuelo a sus almas pero sin dejar espacio al olvido.

ALCASSERIANA no es un libro. Algunos lo apodan ya "la Bestia", y cuando vives la experiencia que esconden sus páginas te das cuenta de que no les falta razón. Te sientes como estar frente a un lobo, protector y cariñoso con sus crías, con los seres a los que vela, pero letal con los intrusos y enemigos a los que no duda en despedazar a uñas y dientes. Y así son todas y cada una de sus historias, donde sus autores expresan en un mismo tiempo tantos sentimientos y emociones; amor, odio, miedo, frustración, ira, respeto, nostalgia... sensaciones que se mezclan y confunden, donde el instinto primario y el pensamiento filosófico convergen en esta colección de cartas de amor y odio escritas a cuatro manos, las de la vida, y las de la muerte.

ALCASSERIANA no es un libro. Es una gincana que pone a prueba el intelecto, la percepción, despelleja la piel para echarle sal unas veces y antiséptico otras. Para ello cada uno de los participantes muestra una libertad de expresión  solo posible cuando se les arrancan cadenas y mordazas y se les ofrece vía libre, con el sinfín de posibilidades que ello conlleva. Verso y prosa, relatos, poesía, hiperrealismo y surrealismo, metaliteratura, ensayo, arte... pero sobretodo talento y sentimiento se unen en una obra donde el simbolismo y la interpretación de las palabras son ejes principales con los que gira lo demás, sumando 13 caminos más una entrada principal, trece puertas que cada vez se vuelven más complicadas de atravesar sin miedo, porque buscarán y encontrarán lo peor de ti, a través de un reflejo que no reconocerás como tuyo, como una fotografía velada, donde nos será difícil diferenciar lo real del error. O igual es que no hay nada que diferenciar.
Puede que en apariencia ALCASSERIANA parezca una lectura rápida y corta, pero también es un título que exige un consumo moderado y pausado, e incluso la repetición de una segunda o tercera ronda de algunos de sus fragmentos o historias en las que el lector tiene que poner más de un sentido...

... Porque ACASSERIANA no es un libro donde la única expresión artística es la literatura. Frank G. Rubio, Juan Camós, Yolanda Espiñeira, Gustavo A. Ruiz, Tony Fuentes, Álex Portero, José Puente, Francisco Javier Casado, Carlos G. Layla Martínez, Francisco Jota-Perez y Gabriella Campbell apuñalan el papel con su pluma tatuándolo de sentimientos y dejando cicatrices en nuestra piel, sin embargo, Tania Terror opta directamente por sustituir palabras por imágenes en una secuencia de ilustraciones/viñetas/montajes expresionistas que juntos forman una historia que lejos de desentonar con el resto, las complementa. (Y si no me equivoco la última ilustración también es obra de Gabriella).
Y no solo eso, el oído también se convertirá en un sentido esencial para comprender las últimas notas (nunca mejor dicho) de esta obra. 5 piezas musicales a cargo de Maquina Líquida incluidas en un USB junto al libro, en lazo rojo cual ofrenda componen la banda sonora perfecta de este trabajo. Dark Ambient, Drone y Spoken Word que otorga a esta experiencia de la atmósfera ideal para su lectura y/o resaca posterior, inevitable y gratificante.

ALCASSERIANA es echar la mirada atrás, y luego adelante, y ver que el mundo sigue girando pero sin motivación, sin ganas, solo movido por la inercia. Una lectura, reconozcámoslo, muy selectiva, no apta para todo el público, especialmente para aquellos cuya visión se basa en lo que tienen frente a el, incapaces de leer entre lineas, de dejarse hacer, poseer por la palabra. Una lectura que va más allá del terror de los bestsellers y de las historias de monstruos y horror cósmico, porque esa historia, ese momento grabado en las páginas de este no-libro fue real... y lo sigue siendo.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Basura, pura explotación de un crimen horrendo, no muy diferente a lo que hizo Nieves Herrero. Soy un gran lector de terror pero una de mis líneas rojas es el daño a menores. Por cierto tu blog da angustia en mas de un sentido

    ResponderEliminar