Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:
ESPECIAL CAZADOR DE RATAS. PEQUEÑO FORMATO.
Tengo el convencimiento de que una mente nutrida es aquella que no ha dejado de alimentarse de historias. Pueden ser largas y complejas, llenas de detalles que cubren cada rincón del hueco que el lector guarda para su imaginación, impregnando de sentimientos y emociones de todo tipo las visiones, lo que es, lo que dudo ser, lo que nunca dejarán de ser esos relatos, hechos que almacenamos, intercambiamos y relacionamos. Pero como cuando éramos niños, victimas de la curiosidad alimentada por mundos inverosímiles y criaturas mágicas, también desarrollamos un placer por los cuentos cortos tan cargados de momentos memorables, enseñanzas, y por qué no decirlo, futuros traumas infantiles de esos que requieren ayuda profesional.
Mucho se ha hablado de la precaria salud del relato corto y de las antologías que se componen de ellos, y sin embargo todos los meses géneros como el terror, la fantasía o la ciencia ficción ven sus catálogos engordados por nuevas colecciones de autor o autores donde predomina el texto breve y cuyas lecturas van mucho más allá de descubrir la faceta de relatista de un escritor como quien escucha una canción de adelanto antes de comprarse el disco completo, sino que refuerza el formato, solidificándolo, inyectándole un nuevo hálito de vida. De esa vida que nunca parece peligrar.
Pero no nos olvidemos de que el relato, de algún modo siempre ha ido de la mano de la novela corta, historias que encontraron su materialización en librillos de pequeño tamaño o bolsilibros, un recurso de edición que en la actualidad ha dejado de rendir homenaje a las publicaciones que en el siglo pasado se vendían en kioscos, para ofrecerle una segunda juventud a este formato y, de paso, otorgar a muchos autores la posibilidad de ver publicados trabajos que, de otro modo ya sea por contenido o extensión difícilmente encontrarían salida, y dando al lector la oportunidad de realizar breves viajes a lo imposible, una frontera que solo la imaginación puede atravesar y que deja claro que no se limita al romance o a las aventuras del salvaje oeste.
Hablar de todas y cada una de las líneas editoriales que han visto la oportunidad en el pulp y el pequeño formato merecería un especial aparte muy extenso, pero aquí preferimos hablar de historias, no de historia, y si la editorial Cerbero obtuvo un amplio espacio para hablar de sus primeros doce bolsilibros publicados, la nueva serie Pequeño Formato de Cazador de Ratas no iba a ser menos. Una colección que cuenta ya con cuatro títulos firmados por autores consagrados y que dirigen su mirada a la narrativa del suspense y el terror.
Textos recuperados y otros inéditos afrontan relatos que profundizan en los miedos de personas normales, como tu, como yo que, ya sea por mantener su rutina, cumplir sus deseos o por dejarse llevar por las emociones del momento ven su percepción de todo lo que creían real y lo que no entrelazado, mezclado en un matrimonio de lo sobrenatural y lo lógico, huyendo de monstruos que no siempre acechan en las esquinas más oscuras de las calles, sino en las de la mente de uno mismo y de su conciencia.
OTROS CUENTOS CRUELES de Elia Barceló.
Entre el terror y la vida siempre queda un resquicio para los amores perdidos, los sueños, la nostalgia. Porque todo es cuestión de sangre.
Elia Barceló fue una de las primeras incursiones en la presente editorial dentro del género fantástico con la colección de relatos LA MAGA Y OTROS CUENTOS CRUELES. Éste volumen supone una especie de cara B, de bonus tracks de ese libro, y también mi primera experiencia con la obra de esta escritora de Alicante.
Compuesto por tres historias, aunque más bien estaríamos hablando de un relato largo antecedido por dos historias muy breves, OTROS CUENTOS CRUELES quizá no haga justicia a su propio título, puesto que las sensaciones, los posos de emociones que dejan estos cuentos, bien sí que pueden hablar de la crueldad, pero no de la que imaginábamos, la física, la instintiva y en ocasiones morbosa, sino de la que nace de la necesidad o el recuerdo.
LA LUZ DE LAS NOCHES y LA BELLE DAME SANS MERCI son dos cortísimos relatos que retoman tanto en estilo como en temática uno de los más importantes mitos del género del terror. Entre la atmósfera gótica, el romance y la novela contemporánea, Barceló explora la figura del depredador nocturno en el papel tanto de víctima como de verdugo, mirándose en el espejo y encontrando maldición y bendición en una prosa que deja de lado la originalidad y la sorpresa para fortalecer una belleza narrativa casi poética...
... Sin embargo al meterme de lleno en UNA COMIDA EN EL CAMPO, sí que consigue hacer que me sienta perdido, esperando algo que sé que al final no voy a encontrar, quizá por sentirme influenciado por los relatos anteriores que hacen que crea que la autora va a seguir por el mismo camino, o simplemente viéndome cohibido por el termino "cruel" que envuelve la colección. La cuestión es que me encuentro con una historia tierna, cargada de nostalgia y esperanza, pero también tristeza, puesto que muestra el terrible poder y, por supuesto, crueldad, de un enemigo al que todos hacemos frente en algún momento de nuestra vida sabiendo la batalla perdida.
Es obvio que Elia Barceló no es una autora indiada para quien busca emociones fuertes. Su ritmo pausado y detallista, la fuerza de unas palabras redactadas casi musicalmente y el enfoque de unos temas que a muchos nos tocan muy de cerca, ofrecen por encima de todo vida, con todas sus consecuencias claro, incluida su final.
SIMETRÍAS de Darío Vilas.
Estos cuentos acaban por conformar la psicología de Marquitos, el protagonista de El hombre que nunca mataba a las gallinas viejas, y traza un mapa detallado de las calles de Simetría.
Darío Vilas termina de perfilar un universo único y poliédrico.
Echar de menos el peor sitio del mundo. Irónico ¿verdad?. Así es Simetría, la isla que una vez formó parte de la península que la extirpó como si de un quiste canceroso se tratara. Cuando uno se va de Simetría siente que deja allí parte de él, y en ocasiones así ocurre de manera demasiado literal. ya sea en forma de sangre derramada, órganos extirpados sin permiso, el contenido de la cartera o el mismísimo alma o lo que queda de tu poca dignidad, y sin embargo cuando alguien nos ofrece la posibilidad de volver a recorrer sus calles, probar de nuevo los placeres innombrables que sus antros infectos nos ofrecen envueltos en sueños y esperanzas (generalmente robado a otros), nos falta tiempo para preparar el equipaje y ponernos en marcha... no digamos ya cuando sabemos que nuestro guía vuelve a ser nuestro querido Marquitos.
Darío Vilas en SIMETRÍAS complementa y amplía tanto el trasfondo de su ciudad como el del protagonista de EL HOMBRE QUE NUNCA SACRIFICABA LAS GALLINAS VIEJAS, Marcos Laguna, con el que a través de sus ojos, su mente y su particular sentido del bien y la justicia volveremos a ese peculiar paraíso del pecado que nos ofrece un retrato no muy irreal de una psique humana ahogada en alcohol, locura y obsesión.
Vilas crea con uno de sus personajes más simbólicos de los que su mente ha imaginado, un moderno Prometeo del siglo XXI, su monstruo de Frankenstein particular cuyos actos reflejan la faceta más cruel del hombre y su falta de límites para conseguir sus propósitos, pero también nos muestra a una figura frágil, vulnerable a las armas emocionales de su peor enemigo, él mismo, a veces mostrado como un niño encerrado en el cuerpo de un ser mitológico, un minotauro invencible encerrado en su propio laberinto.
ENCIENDE PRIMERO, RESPIRA DESPUÉS de Javier Trescuadras.
No todos los infiernos son como el de Dante. El de Ramón Viniegra, erigido por él mismo sobre el dolor de otros, solo tiene tres pisos, aunque repletos de horrores que le separan del exterior. Su única oportunidad, una norma inquebrantable: enciende primero, respira después.
El género de terror vive una época invadida por la innovación, la experimentación y en general, la reinvención, como si existiera una especie de temor al estancamiento, a que la gente poco a poco pierda el miedo a las historias de fantasmas que no mucho antes aterrorizaban a la gente... pero hay veces en que la formula clásica, ese plato favorito del que nunca nos cansamos deba ser recuperado y saboreado para recordarnos lo que era disfrutar pasándolo realmente mal con una lectura, sin necesidad de asombrarse por las ocurrencias del autor, con ejercicios nunca vistos, finales inesperados o paginas llenas de lineas escritas en espiral o formando bonitos dibujos. Queremos imágenes que se nos queden grabadas en la mente y quemen nuestro valor, escenas que nos hagan encender las luces de nuestra casa cuando en plena noche sentimos la urgente necesidad de ir al baño... queremos una historia como ENCIENDE PRIMERO, RESPIRA DESPUÉS.
Javier Trescuadras recupera para sus lectores con esta novela corta uno de sus mejores trabajos y, a mi parecer, una de las mejores lecciones sobre cómo escribir un cuento de fantasmas que ha dado nuestro país en los últimos años. Y no lo logra como decía antes, haciendo el pino con la prosa o jugando a los metaescritores, sino usando ingredientes básicos pero siempre bien recibidos. Es como encontrarse una buena tortilla de patatas en la carta de un restaurante de cocina de autor.
El escritor consigue con este relato el principal objetivo del terror: causar miedo y tensión de manera constante, y para ello opta por la vía visual y emocional, ofreciendo en la creación de sus espíritus vengativos multitud de influencias ya vistas en el cine o la literatura, y dando como resultado una imagen grotesca, insana que no es que funcione precisamente como contraste con las emociones e intenciones de su protagonista principal, sino que más bien las complementa, desembocando todo ello en una narración que no permite el respiro que implora su título, que busca y por supuesto no tarda en encontrar aquel miedo primigenio del ser humano a lo desconocido, a esas garras y fauces que se adivinan en la oscuridad y que no siempre son para nuestro alivio ropa apilada en una silla o la sombrea de un árbol balanceándose con el viento, sino algo más letal, más terrorífico... y puede que jodidamente más real.
HIJOS DEL HIELO de David Jasso
Cuando la pasión nos ciega, el amor condena a los más débiles. El frío quebrará tus huesos.
Pero si hablamos de lecturas malrolleras, de textos que escarban en el subconsciente del individuo para encontrar lo peor del hombre y exponerlo como un macabro trofeo que nadie quiere contemplar realmente, debemos hablar de David Jasso.
Obras como LA SILLA, CAZADOR DE MENTIRAS, escrita junto a Santiago Eximeno (otro que tal), DISFORIA y su colección de relatos ABISMOS o el último experimento psicológico que fue LO QUE VES CUANDO CIERRAS LOS OJOS, aparte de referentes de la literatura de terror española, suponen ese paso que traspasa la línea que separa la mera sensación de inquietud con lo intolerablemente aterrador y la angustia convertida en algo casi palpable.
Para ésta ocasión Jasso vuelve a cambiar de registro, llevándonos a Fuendetodos, población que vio nacer a Francisco de Goya, tierra donde en invierno los neverones se llenaban de hielo que en verano era distribuido y usado por las ciudades circundantes. Una tierra cargada de historia, anécdotas y por supuesto leyendas. HIJOS DEL HIELO podría pasar fácilmente por una de esas historias negras que se cuentan en reuniones familiares, dotada de una escenografía y unas circunstancias que hacen que lo difícil es creer que no es algo verídico, que de verdad ocurrió lo que aquí se narra, o que no es sino una versión adaptada en torno a unos terribles hechos.
Personajes que se conviertes en fieles reflejos de la tragedia, de un dolor cuya cura no siempre es fácil conseguir y que a veces puede ésta ser incluso más peligrosa que el mal que se quiere eliminar. y es que como reza su sinopsis, la pasión ha protagonizado algunos de los acontecimientos más terribles de la historia, y Jasso no hace sino demostrarlo con su estilo inconfundible, a través de una narración pausada, impredecible y que llegado el momento estira la tensión que puede aguantar el lector casi hasta el punto del desgarro. Sin olvidarnos de su apartado visual, regalándonos un par de escenas sobrecogedoras que tan bien ha conseguido el escritor convertir en firma personal.
Tengo que reconocer que la dirección que está tomando esta colección de novelas cortas me gusta mucho más que la que dedica para lo mismo la editorial Cerbero (y menciono esta editorial porque es la única con la que también he experimentado el mundo del pequeño formato). Quizá sea por sus autores, por la dirección que toman sus historias, ideales para ser contadas en pocas páginas, cosa que en mi caso géneros como la ciencia ficción se ven perjudicados al tener que almacenar tantos datos y especulaciones en tan poco espacio... o puede que incluso por la edición de sus obras. Lo único que se es que estoy impaciente por ver sus próximos títulos. ¿Tendremos la posibilidad de ver a Matt el Rojo en ellos?, ¿O tal vez alguna historia inedita de Tom? El tiempo lo dirá...