domingo, 21 de junio de 2020

Y una cosa más...



Hace poco tiempo la suerte me sonrió y me ayudó a acercarme, por fin, a un libro que durante mucho tiempo estuvo en mi punto de mira.

Nieves Mories me dio la oportunidad de acercarme a su novela ASUNTOS DE MUERTOS a cambio de (mediante un concurso) solamente un par de cosas, nimiedades aparentemente sin importancia: ponerle banda sonora a su escrito y ubicarlo en un tipo de terror determinado, el que considerara el más adecuado.
Elegí uno de los temas más reconocidos de Atrium Carceri, por supuesto, por lo que me siento algo tramposo, ya que su música siempre me ha acompañado cuando leo textos inquietantes y, en cierto modo, oscuros. Punto para mí supongo, aunque insisto, me declaro culpable por participar con cierta ventaja de tener un comodín que funciona casi siempre en estos casos...

Sobre lo otro, lo de definir el tipo de terror concreto que abarca el texto de la obra, bueno... supongo que me ayudó a darme cuenta de lo gilipollas que soy a veces. De lo fácil que creo que es en ocasiones definir algo, encasillarlo y catalogarlo aun a sabiendas de que es una tarea que te queda muy grande.

Y es que ASUNTOS DE MUERTOS es algo que está por encima de las etiquetas, de las definiciones clásicas y de los tópicos desgastados, y ahora es cuando me doy cuenta (de la mejor de las maneras) que intentar catalogar esta obra es un acto suicida, es cortar el cable equivocado cuando se intenta dominar un artefacto explosivo a punto de reventarnos en la cara. Porque ya os digo yo que os va a reventar, y os va a destrozar por muy preparados que creáis llegar a la obra de Nieves.

¿Terror? Bueno, si nos limitamos al concepto más básico del termino podríamos encasillar a ASUNTOS DE MUERTOS de historia de terror. Pero no del convencional. No estamos ante la clásica historia de espíritus, posesiones y/o maldiciones. Claro que hay espíritus, muertos y demás cosas chungas, pero si lo pensamos fríamente, a lo largo de las novelas de Harry Potter también encontramos espíritus, muertos y cosas chungas, y aun así a nadie (en "nadie" no incluyo enfermos como los ultraconservadores y demás fauna religiosa extrema) se le ha ocurrido colocar las obras de J. K. Rowling junto a las de Stephen King o Lovecraft.
No, Nieves trabaja de otra manera. Lleva el termino terror al entorno al que es más complicado dar credibilidad pero que, cuando se consigue, no hay criatura primigenia o monstruo del abismo que pueda igualar las sensaciones que produce en el lector. Y ese entorno no es sino el mundo real. ASUNTOS DE MUERTOS nos descubre que nuestro hogar de toda la vida es, en realidad, la cabaña en el bosque, que las calles de nuestra ciudad tienen garras y dientes que no dudarán ni un segundo en hacernos pedazos, que nuestros puestos de trabajo poco se diferencias de la cinta transportadora de un matadero.
Por medio de una historia ficticia, Nieves abre la puerta al miedo, a la desgracia, a ese pequeño giro de los acontecimientos que termina por convertirse en una bola de demolición dispuesta a derrumbar nuestra idílica vida, y lo deja campar a sus anchas, libre de ataduras, prescindiendo de máscaras alegres, de disfraces que endulcen su visión y nos hace creer que esas cosas tan horribles nunca nos ocurrirán a nosotros. Tal es el velo que nos hemos acostumbrado a poner ante nuestro rostro, y es por eso que nos choca, nos aturde, descoloca e incomoda que alguien venga con una tijeras (si, esas tijeras) y corte con tranquilidad esa fina tela protectora y nos descubra que, oh, vaya, nadie está a salvo, no hay sabana mágica con la que cubrirnos por las noches y nos mantenga protegidos de todos esos monstruos que se ocultan bajo la cama. Igual ese monstruo ya estaba con nosotros cuando nos cubrimos con la magia del algodón estampado y los besos de nuestra madre, igual, como diría Wumpscut en The Boo, el coco eres tú.

Esto son cosas que en la actualidad y en mayor o menor medida, solo he visto practicar con gran talento a dos escritores con anterioridad: Bueso y Jasso, pero no por ello comparo a Mories con ellos, porque hay sutiles y claras diferencias que dotan a nuestra escritora de una voz tan propia como potente.
Mientras que David Jasso (La Silla, Abismos) y Emilio Bueso (Diastole, Extraños Eones) nos ofrecen fotografías de alta calidad cargadas de realismo sucio, imágenes explícitas, y retratos tan escabrosos como presentes de los rincones más oscuros de la psique humana, ASUNTOS DE MUERTOS hace lo mismo, pero no con una cámara, sino con un lienzo, pinceles y una paleta llena de colores oscuros. De ese modo convierte lo terrorífico en arte, en imágenes cargadas de significado (a veces varios), movimiento, sentimientos y ¿una manera de endulzar las cosas?. Para nada.

Nieves posee una prosa elegante, sutil y absorbente, un constante monólogo en primera persona que, en lugar de agotar, incita a la participación, a hacer preguntas que unas veces tienen respuestas y otras tenemos que suponer o imaginar. Es por ello que una vez terminado ASUNTOS DE MUERTOS, lo que uno desea es volver a la primera página y empezar de nuevo, descubrir nuevas capaz, nuevos significados, lecturas entre líneas que antes se nos pasaron por alto... porque no, esta novela no es una lectura fácil que pueda uno tomar a cucharadas de manos de su autora como si de niños que lo queremos todo hecho fuéramos.

Su historia (de la que no pienso hablar, porque así es mejor) es como sumergirse en un río desconocido y dejarse llevar por la corriente, contemplar lo bello que nos rodea, acomodarnos, sentirnos seguros, creer que podríamos estar así toda la vida, y, antes de darnos cuenta, dar tumbos por unos rápidos llenos de rocas afiladas que nos desgarran hasta el hueso.
Igual que hay pasajes que no puedes dejar de leer (venga, un poco más), también hay momento en los que te sientes agotado emocionalmente, que sabes que no puedes seguir avanzando en la lectura porque en tu cabeza sientes un runrun lleno de preguntas y dudas (¿Por qué?, ¿Cómo es capaz?, Me niego a creer eso").
A la hora de hablar de un libro,más de una vez he recurrido a ese tópico que tan bonito queda de decir "tu no lees el libro, el libro te lee a ti". Seamos realistas, la autora no te conoce, un relato no puede conocer a todos y cada uno de sus lectores, un libro no puede leer a todo el mundo por igual. Pero lo que sí consigue ASUNTOS DE MUERTOS, o al menos ha conseguido conmigo y seguro que con muchos más, es alimentarse.
Esta es una novela que te usa como si fueras una batería. Te va drenando poco a poco, coge un poco de atención de aquí, otro tanto de emociones de allá, hasta que llega un punto en que debes parar porque te sientes vacío.

Y creedme, por mucho miedo que dé, es una sensación maravillosa.

¿Y de qué nos habla Nieves Mories en esta novela? Como he comentado antes, es mejor llegar aquí sin saber nada. ASUNTOS DE MUERTOS es una novela valiente, arriesgada, absolutamente atípica, que trata sobre la familia, las relaciones, el amor, los fantasmas del pasado y de cómo a veces no somos dueños de los sentimientos que todo ello despiertan en nosotros, sino que somos títeres movidos por las emociones o las circunstancias, cabezas huecas que, tienen que decidir si, como un golem, funcionar con las palabras que alguien mete dentro o, por contra, ser dueños de nuestras decisiones, elegir a quien amar, a quien odiar, y ya puestos, averiguar que significa amar u odiar.

Esta es una muy breve opinión, improvisada, carente de preparación, meditación ni corrección, lo se. Pero me da igual, esta no es una reseña para que opinéis vosotros. Ni siquiera es una autopsia del libro, sino una disección de mi propio corazón donde tanto Nieves, como esta novela, se llevan de recuerdo un pedacito de él. Porque te lo debo.

Disfruta de tu nueva victima Nieves, y no te lamentes por mí, porque solo puede darte las gracias por serlo. Por darme la oportunidad que en otras circunstancias hubiera dejado pasar. Por escribir.