domingo, 27 de octubre de 2019

Crisis de Fe (En tu blog de mierda). CARTA DE AJUSTE Y CIERRE.

Llevo una buena temporada dándome cuenta, y seguro que vosotros también seréis conscientes, de que no hay año en que algún iluminado tocado por la luz proverbial de la santa literatura, proclama por medio de artículos o entradas los últimos coletazos de aquellos géneros que, entre voraces lectores de sellos Bestseller, biografías con olor a telebasura y panfletos escritos por gente que sabe manejar mejor una webcam que un procesador de textos llaman lecturas para "frikis".

Así es, no hay año en que no se profetice el fin de la fantasía, la ciencia ficción o el terror, apoyándose estos visionarios en ideas tan argumentadas como que cada mes son menos los títulos nuevos que llenan las estanterías, o que parece ser que el lector cuando llega a cierta edad de madurez se pregunta qué diablos hace leyendo a Orson Scott Card en lugar de al tertuliano de moda en su salto a las letras. Señoras y señores, ¡Que se nos acaba el chollo!, que el día de mañana nos tocará buscar nuevos títulos en librerías de antigüedades y segunda mano. Con suerte, igual encontramos un Jemisin entre un mogwai momificado y el auténtico Necronomicon.

De modo que mientras el catedrático de turno se pregunta dónde están todos esos libros de género que le faltan, yo me pregunto en qué puto culo ha tenido escondida la cabeza durante todo este tiempo, porque admitámoslo: a todos nos encantaría poder permitirnos comprar todos los títulos de fantasía y ciencia ficción que se anuncian cada mes y nos llaman la atención. Ojalá dejar de hacer listas de deseos que no paran de engordar y en las que tenemos que descartar a una mayoría a favor de unos pocos que nos podemos permitir gastando las sobras que los depredadores bancarios dejan en nuestra cuenta corriente.
Vale, puede que aún no tengamos que hablar de una saturación en el mercado de novelas de género (aunque depende de a quién preguntes la respuesta será afirmativa o negativa), pero sí que tenemos una variedad donde elegir lo suficientemente amplia para querer estar seguros de las pocas elecciones que se nos permite hacer. Joder, es que si me voy a gastar veinte euros en un libro es porque tengo la esperanza de que voy a disfrutar de su lectura, ¿no?. No creo que exista mucha gente que disfrute clavándose anzuelos oxidados en sus partes intimas, casi tan pocas como gente que compra libros que saben que no les van a gustan.
Y en estos casos, ¿Quién es nuestro mejor consejero?, ¿A quién solemos recurrir buscando esa última y decisiva palabra que nos haga decidir por una u otra adquisición?
Exacto, el blog de reseñas literarias.

¿O tal vez no?

Veréis, hace relativamente poco alguien me ofreció leer su primera novela (que no mencionaré porque en el fondo soy una persona de palabra y solo diré que era un libro sobre zombis). Sobra decir que fue lo peor que leí a lo largo de este año y una de las peores obras del género que he tenido la desgracia de tragarme, y los que me conocen, saben que alguna que otra idea tengo acerca de la literatura Z.
La cuestión es que a raíz de la experiencia, cierto gusanillo de la duda empezó a mordisquearme la cabeza, e hizo que me pusiera a investigar y a buscar blogs que hubieran tenido la "fortuna" de leer y reseñar el mismo libro.

Precisamente esa fue mi primera pregunta tras ver los resultados: "¿Estamos hablando del mismo libro?". Valoraciones de cuatro estrellas sobre cinco junto a definiciones como "original", "gran debut" o sencillamente "buena lectura". Así normal que mi siguiente pregunta fuera "¿no seré yo quien tenga el problema?". Así que empecé a unir hilos y a descubrir ciertos patrones: En todos los casos era la primera o una de las primeras veces en que el blog de turno se enfrentaba a la lectura de una novela de muertos vivientes, por lo que no existían apenas antecedentes que usar de comparativa. Además me apostaría los cojones y estando seguro de no perder el carnet de padre a que la mayoría, si no todos, recibieron la novela gratis para su análisis conciencudjajajaJAJAJAJAJA...

No, no es el único caso en que baso mi conclusión, pero posiblemente era el mojón que hiciera rebosar el cubo de mierda y hacerme llegar a la idea base de esta entrada: Ya ni en los blogs literarios te puedes fiar, porque, ¿Cómo puedes diferenciar a los que se mueven meramente por un interés basado en la popularidad o lecturas gratis de los que realmente se atreven a mirarte a los ojos para que leamos la sinceridad en ellos?. Las (malas) experiencias son muchas y variadas, las suficientes para que al ver este panorama se me aparezca en la mente una ciénaga infecta con ogro incluido, pero no de los que te cantan aquello de "somebody once told me...", sino de los que te lo roban todo y encima te exigen un recibo y un agradecimiento.
Ni yo, y creo que nadie, conoce la formula mágica para diferenciar un blog que mira más para su propio bienestar que por el de los lectores que buscan consejos y recomendaciones desinteresadas, y ya existen un montón de entradas en otras partes también parece haberse dado cuenta de que algo huele mal, y ni abriendo la ventana se nota mejoría. Así que quiero enfocar esto bajo otro punto de vista, explicando los motivo de por qué dejé de escribir reseñas.

Y es que AUTOPSIAS LITERARIAS DEL DR. MOTOSIERRA empezó por hacer la gracia. Por aquel entonces leí la novela CHELSTON HOUSE firmada por Laura Falcó Lara, y la experiencia me pareció tan jodidamente mala, tan sangrántemente insultante que necesitaba compartir  mi opinión con los demás. Fue Facebook donde decidí subir la entrada y entre otras cosas, esto me ayudó a confirmarme algo: es mucho más divertido hablar de algo que no te ha gustado que de algo que solo puedes elogiar, así que con los ánimos y la habilidad en blogspot de mi pareja nació el doctor conocido por tantos y que se prometió a sí mismo mantener sobre todo la sinceridad y un poco las malas maneras, aunque (casi) siempre con respeto al autor (y eso que aún hay gente que no sabe que no es lo mismo el escrito que el escritor).

También descubrí una premisa que con el tiempo se volvería fundamental. En el momento en que pago por un libro, yo soy el único dueño de la opinión que me genere su lectura, guste o no a quien sea. Por contra, en el momento en que aceptas un libro de una editorial o del propio autor, parece ser que debes dejar como fianza parte de tu alma y convertir una opinión literaria en una sesión de sumisión y buenas palabras.
Por desgracia, en la actualidad una gran parte de blogs que se dedican a dar esa su "humilde opinión" terminan cediendo y convirtiéndose en ejemplos del segundo caso, curritos en nómina, alimentados por material de trabajo que alargue un poco más la agónica desde un principio, vida de sus dominios.
Y sobre este caso, como diría Batty, he visto cosas que no creeríais. He llegado a ser testigo de como un blog recriminaba a gente que dejaba comentarios pero sin subscribirse, porque joder, que las editoriales le exigen que tenga un mínimo de lectores constantes para que el/ella tenga su dosis mensual de libros gorroneados que acabarán con una reseña de dos o tres párrafos, muchas veces predefinidos.
Todo esto me ha ayudado a hacer una petición: Por favor, los que acostumbréis a escribir cosas como "gracias a la editorial XXX por enviarme un ejemplar para su análisis", os lo ruego, hacedlo al principio de la reseña. Así me ahorraré leer vuestro peloteo indiscriminado.

no niego que a mi blog llegaran de vez en cuando ejemplares de escritores valientes (o inconscientes) que pedían autopsias exhaustivas, sinceras y, si era necesario, dolientes. Y yo agradecía muchísimo tal voto de confianza y, en cierto modo ayudó a que el blog empezara a tener cierta reputación gracias al boca oreja. Aunque no todo era buena publicidad, por suerte, provocando momentos divertidos como por ejemplo cierto individuo que prácticamente me acusó de hacer que un pobre chaval lleno de ilusión por su primera novela publicada vislumbrara la realidad de este pequeño pero exigente mundo, llevándose su obra el galardón a la peor novela de zombis de la historia y, a raíz de ello, desaparecer de todas las redes sociales. Vamos, que le faltó señalarme como claro culpable si alguien se lo encontraba colgado de alguna rama. Posiblemente me hubiera tomado el asunto en serio si en toda esta anécdota no hubiera reinado la prepotencia, lo absurdo y lo bizarro.
Otras anécdotas no fueron tan graciosas, como cuando el auto proclamando pocket spanish Stephen King decidió que mi blog era una herramienta ideal de marketing y que bien valía la pena fundir la tecla F5 del teclado a diario para mantener las reseñas de sus libros constantemente en el top de visitas, mes si y mes también. Pero bueno, hablamos de alguien con un grave problema de autoestima capaz de crearse perfiles falsos para poner las peores puntuaciones a la "competencia". Si, escritores que consideran a otros escritores competencia. Desternillante ¿verdad?.

Pero nos estamos desviando mucho del tema...
La cosa iba bien de puertas para afuera, la gente decía que le encantaban mis reseñas, tanto positivas como negativas, decían que esperaban ansiosos los especiales, los tops de halloween o navidad, decían que...

Decían...

No, es mentira. En mi blog nadie decía nada, ni bueno ni malo. Las visitas subían como la espuma, pero la participación deslumbraba por su ausencia, y veréis, mi trabajo no era recompensado económicamente, casi todos los libros que se reseñaban se pagaban con lo que salía de mi bolsillo... AUTOPSIAS LITERARIAS DEL DR. MOTOSIERRA era un blog que no buscaba alimentarse de remuneraciones económicas o por medio de obsequios, pero admito que tenía hambre, hambre de algo que la gente podía ofrecer en cualquier momento y de manera gratuita, unos segundos que se tardaban en realizar un pequeño pago cargaba las baterías de los ánimos y las ganas de seguir de un servidor. ¿Que cuál era ese pago?. Presten atención:

-"Gracias"

Ya está, un agradecimiento, un comentario trivial, un "hola, vendo magdalenas" en la sección de comentarios, un pago que admito que reclamé en su momento pero que parece que para los que hoy siguen pidiendo que vuelva a las reseñas les sigue resultando un precio excesivo.

¿Que por qué la gente no comentaba? Aun hoy me sigo haciendo la misma pregunta, pero fue una de las razones por las que decidí cortar por lo sano. Este blog terminaba generando más gastos que beneficios. No, no eran gastos económicos, era mucho peor, era gasto de un tiempo que se volvía perdido y desaprovechado.
Hubo otro motivo, este más de naturaleza preventiva, y es que no quería convertirme en uno de esos blogs cuyas reseñas eran copias de sí mismas. Escribir reseñas no es fácil, y menos reseñas que sepan captar la atención, y quien diga lo contrario podéis hundirle los riñones con un bate de clavos, tenéis mi permiso. He visto como muchos blogs dedicados a las reseñas terminan acomodándose y, de un día para otro, donde había un análisis concienzudo y bien reflexionado encontramos cosas que hasta un becario con menos iniciativa que un gato muerto le pondría más ganas. Llega un punto en que parece más sencillo tirar de la guía de las "20 frases hechas" que leerse la novela. No es de extrañar encontrar blogs con miles de seguidores que recurren a frases tan hartamente leídas como irritantes, tales como "Mantiene la tensión de manera constante y cuando acabas un capítulo necesitas leer el siguiente para ver que pasa", o "el autor consigue que el escenario se convierta en un personaje más" o el ya clásico recurso usado cuando no has entendido una mierda de la obra pero no quieres quedar como un imbécil, "la novela ataca directamente el subconsciente del lector, mostrándote ideas que ni siquiera él sabia que escondía"...
Eso sin contar, como dije anteriormente, a esas reseñas más cortas que la sinopsis del libro:

¡Hola a todos! Hoy os traigo una reseña de la nueva novela de Autopublicata Amazonia titulada "Dame tu rabo, que es lo que vende".



La novela está muy bien porque está ambientada en mi ciudad y mantiene una tensión constante que hace que tengas que leerte un capítulo tras otro para saber que pasa.
Los personajes están muy bien porque son vampiros muy guapos y con personalidades muy bien definidas.

Le doy un cinco sobre cinco y espero con ansias la segunda parte. Espero que os haya gustado mi reseña. Subscribios a mi canal porque si no la editorial se dará cuenta de la mierda en la que se ha convertido mi vida y me dejará sin sustento.


PD. Gracias a Amazonia por el envió del ejemplar para su análisis.

Y ya está. Y se queda tan ancha, cargando con su cara de hormigón armado y sus ovarios de granito. Pero es que luego la reseña tiene veinte comentarios aplaudiéndola.

 Habrá quien me haya dicho "pues haz tu lo mismo", pero creo que hay una evidente diferencia entre lo que hacen estos blogs y lo que yo pretendía hacer con el mio, y es que para mi ¿qué es exactamente una reseña? o al menos ¿Qué CREO que debería ser una reseña?.
No son pocas las veces que alguien me ha dicho que soy poco profesional a la hora de analizar un libro. Primero, no sabía que había que sacarse un título para decir por cualquier canal qué te ha parecido una novela. Segundo, nunca fue mi intención.
Cuando hablo de lo que me ha parecido un libro lo hago teniendo en mente lo que creo que busca el oyente/lector, y no creo que eso sea una tesis doctoral más larga que el libro en sí, un un sencillo "pf, pues no esta mal". Cuando hablo de un libro me imagino a mi mismo en la barra de alguna cervecería, charlando animosamente con alguien que, de repente y sin venir a cuento me pregunta que qué me ha parecido ese libro. Y a partir de ahí es cuando surgen un montón de datos improvisados, desordenados, pero claros y específicos. ¿Que no he entendido el libro? pues vale, muy bien, digo claramente o que no es para mí porque soy así de lerdo o que directamente me parece una tomadura de pelo que solo tiene sentido para el escritor, y eso con cierto esfuerzo. Quizá es mentira, pero esa es la magia de las opiniones, que cada uno tiene una.
Una reseña debería ser un intercambio de ideas, y cuantas más ideas se tengan de un mismo libro, mejor. Siempre digo que cuando opino de algo negativamente no lo hago con la intención de que nadie lo compre fiándose de mí, sino ofreciendo un punto de vista más, basándome en la experiencia y mis necesidades como lector.

Lamentablemente, como comentábamos, estos valores son cada vez más difíciles de encontrar, y llega un momento en que el reseñador, en lugar de escribir una opinión por puro placer y entretenimiento, lo hace por trabajo u obligación, y seamos sinceros, por mucho que uno diga disfrutar de su trabajo, no lo hace a todas horas, y os aseguro que se nota cuándo se ha disfrutado escribiendo un artículo y cuando se ha hecho bien por obligación, bien coaccionado, bien bajo el ojo exigente de una editorial y su "como no me guste, te cierro el grifo".

Sé que lo de hacer una balanza de lo positivo y lo negativo es un cliché, pero a veces es lo que mejor funciona. A mí me funcionó, tanto desde el punto de vista de quien ve un blog de reseñas tanto desde dentro como el que lo hace desde fuera. Y en ambos casos la respuesta ha terminado siendo la misma: He perdido la fe.

He perdido la fe en escribir en un blog que lo único que me otorga es tiempo perdido, en la gente que, dos años después sigue diciendo eso de "vuelve a escribir reseñas. te echamos de menos", pero que en su momento no dejaron ningún comentario o señal de que mi trabajo fuera valorado.

He perdido la fe en aquellos blogs y Vlogs que se abastecen de material gratis, hasta el punto en ocasiones de escribir entraras innecesarias donde muestran los libros recibidos durante el mes. Algo así como "mira lo que tengo y tu no, y encima by the face". Porque habéis sacrificado vuestro verdadero criterio a favor del reconocimiento propio y el enriquecimiento ajeno.

he perdido la fe en editoriales que cara al público dan una imagen de ser los más tolerantes y progres, luchando por valores que aún hoy son injustos, pero que ocultan un doble rasero capaz de apuñalar a quien no piensa como ellos (preferiblemente después de silenciarle, no vaya a defenderse o tener algo que decir)

He perdido la fe en aquellos que valoran una reseña por la profesionalidad que aparenta, porque una reseña por encima de tener un estilo profesional, estudiado y bien escrito, debe ser ante todo cercano comprensible y sincero.

He perdido la fe en la gente que busca construir un mundo menor con la literatura de género, poniendo el altavoz a todo volumen para prodigar sus ideas y al mismo tiempo censurar las de los demás, ya sea porque no son tan guays, tan éticas, tan de final feliz. TODO el mundo tiene derecho a dar su opinión y nadie debería tener que amordazar a otros. No vayas proclamando el libre pensamiento cuando después boicoteas la visita de un autor solo porque su forma de pensar no casa con la tuya,  Más cuando la atención debería centrarse en su obra, no en su vida.

Pero no, no he perdido la fe en la literaria que me gusta. Puede que el fandom no deje de ser un campo de batalla en el que los más solidarios y los que mejores ideas tienen son los primeros en caer salvajemente, puede que hoy en día decir eso de "cuando elijo un libro lo hago basándome en la historia, no en el sexo de quien lo escribe" sea motivo de mofa y desprecio, puede que en la actualidad una obra venda más por como llama la atención el autor en sus redes sociales que por su talento y capacidad de escribir historias. Puede que algunos quieran cubrir lo que ellos consideran intolerancia, exclusión o ética dudosa por otro tipo de intolerancia, exclusión y ética dudosa y llamarlo avance. Yo, ante todo, soy consumidor de historias, y en estos casi dos años que llevo sin escribir reseñas no he perdido nada y he ganado mucho. He ganado tiempo, he ganado bienestar, ilusión, comprensión y hasta memoria. No niego que no lo haya pasado bien, e incluso genial en algunos momentos en los que el Dr. Motosierra estaba en activo, y no me olvido de la gratitud que merecen aquellos que si han sabido reconocer mi labor, por humilde que haya sido, de las maneras más emotivas, como participando en charlas, o presentando grandes trabajos de personas aun más grandes.

Pero no voy a seguir. Ni en solitario como hasta ahora ni como colaborador como me propuse a mí mismo hace un tiempo. No voy a seguir porque no tengo fe en mi mismo, y así, difícilmente lo voy a tener en los demás.

Queréis una reseña fiable de verdad de ese libro que estáis pensando en compraros? Pues echadle cojones, compraos el libro, leedlo y valorad por vosotros mismos, porque no hay reseñador más fiable que el que vive en vuestras cabezas.

No dejéis que nadie en este mundo donde los peores lobos se disfrazan de las ovejas más encantadoras os digan lo que está bien y lo que está mal.

Adiós.









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