domingo, 4 de octubre de 2015

Reseña: LA CASA DE LA MUERTE de Sarah Pinborough.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

LA CASA DE LA MUERTE de Sarah Pinborough

Un rutinario análisis de sangre trastocó por completo la vida de Toby. Apartado de su familia, vive ahora en la Casa de la Muerte con otros jóvenes bajo la atenta mirada de la supervisora y su equipo de enfermeras. Esperan la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad. Cualquier signo de que algo ha cambiado en ellos. Entonces es el momento de llevarlos al sanatorio. Nadie vuelve del sanatorio. Toby pasa los días absorto en sus recuerdos y preguntándose cuánto tiempo le queda. Hasta que llega alguien que rompe esa frágil calma y hace que todo cambie.

“En este libro hay momentos sombríos, es cierto. Hay momentos escalofriantes. Pero espero que a lo largo de él también haya rayos de luz. Porque me encariñé con los adolescentes que viven en sus páginas. Creo que sus personalidades resplandecen a través de la tristeza. Es una historia sobre amistades y peleas, y sobre los lazos que se crean entre las personas, lo queramos o no. Es una historia sobre la vida y la muerte, y sobre los sacrificios que hacemos unos por otros, pero también sobre seguir viviendo. Sobre la fuerza del amor. Sobre aprovechar el momento y no rendirse nunca. Porque todos morimos… Lo importante es cómo elegimos vivir” Sarah Pinborough.

Mentiría si dijera que la literatura no ha cambiado mi vida, aunque no en el aspecto de hacerme mas guapo, fértil o listo.
Supongo que cada uno ve el objetivo de un libro de manera distinta, aunque la mayoría de las ocasiones, al menos en lo referente a las novelas, éste es, sobretodo entretener.

No se si os lo he contado anteriormente (Mire usted, al final esto terminará convirtiéndose en un blog personal. Si mi vida le aburre, puede saltar al siguiente párrafo), pero aunque siempre me gustaba leer un libro de vez en cuando, no fue hasta una época en la que necesitaba un escape real que me abandoné a la lectura. Ansiedad, vértigos, medicaciones que te quitan las ganas hasta de vivir, por no mencionar cosas aún más básicas... síntomas que dominaban e influían de manera alarmantemente negativa todos los aspectos del día a día, por no hablar del deterioro de las relaciones con terceras personas. Al principio me hacía mucha gracia cuando una persona venía con eso de "Tranquilo tío, ya se te pasara", "Es solo una mala racha" o el clásico "Pero anímate, hombre". Aunque solo al principio. Luego la sensación parecía semejarse mas a la irritación y terminaba llegando al mas absoluto ataque de rabia. Probad a pasaros dos años dependiendo de pastillas, luego si eso me contáis si la depresión es una enfermedad de verdad o no.

Pero bueno, como decía, la lectura fue una de las mejores terapias que encontré, y mientras pude independizarme de una medicación con altas cuotas de adicción, los libros llegaron para quedarse para siempre. Y he aprendido muchísimas cosas desde entonces pese a seguir siendo un novato en términos literarios que solo busca pasar un buen rato con una historia, desde diferenciar los clichés mas comunes en los distintos géneros, hasta ponerle nombre a muchos recursos que creía originarios del mundo cinematográfico. Pero también he aprendido otras cosas que realmente se ven fuera de las páginas de una novela.
He aprendido que detrás de una gran historia puede hallarse una gran persona o un gran gilipollas. He aprendido que no hay limites en la imaginación de muchos escritores, capaces de mezclar géneros de manera imposibles y reinventar historias clásicas que parecen nuevas. He aprendido que si un autor escribe una excelente novela no da garantías de que la siguiente sea ni medio aceptable...

... Y, por el contrario, también he aprendido que, aunque el primer encuentro con la obra de un autor no sea en absoluto agradable, no quiere decir que aún no pueda sorprenderte en el futuro.

Es mi caso con Sarah Pinborough. Descubrí a esta autora inglesa por la novela EL SEGUNDO ASESINO, editada en España por Hidra. Un thriller con toques sobrenaturales que toca el tema de Jack el Destripador y la época donde cometía sus atroces asesinatos. Una novela con un punto de partida bastante atractivo pero que poco a poco iba perdiendo fuelle hasta convertirse en una parodia de lo que se supone que debería haber sido. Una decepción en toda regla, vamos.

Pero ya sabéis que me va el masoquismo. No piqué con la segunda novela de la autora que publicó la misma editorial, LOS NIÑOS DEL RÍO, la cual daba vistos de ser una secuela de la anterior. Sin embargo sí me quedé prendado de la sinopsis de LA CASA DE LA MUERTE, amen de que para mí, el hecho de estar publicado por la editorial Alianza ya es de por si un sello de confianza.

Y no me equivoqué. Pese a lo que pueda suscitar el título de la obra, LA CASA DE LA MUERTE es un drama que a su vez bebe de elementos de thriller, historia postapocalíptica (sin llegar a serlo) y un romance que hace que alcance las cotas de novela juvenil o young adult, pero no por ello perdiendo interés y no dejando de tocar un tema tan adulto como la cercanía de la muerte.



La historia nos sitúa en una especie de institución u orfanato donde son llevados jóvenes portadores de un tipo de nuevo virus, incurable y que parece ser que supone algún tipo de peligro para la gente que rodee al afectado, por lo que es preferible su reclusión. Todo esto lo sabemos a través de la primera persona del protagonista, Toby, el cual vive en esa farsa de vida tranquila con el resto de los forzados inquilinos, jugando, durmiendo, dando clases, esperando el inminente final, esos primeros síntomas que le darán como a todos un pasaje solo de ida al sanatorio, del cual nunca vuelve nadie.
Una vida rutinaria al fin y al cabo, pero que quedará trastocada el día que llegan nuevos inquilinos a La Casa de la Muerte.

Imaginaos pues la difícil convivencia que debe suponer el hacerte amigo o no de personas que sabes que, como tu, morirán pronto, que sienten un nudo en el estomago cuando alguien accidentalmente imagina donde estará cuando sea mayor, o los que ni siquiera pudieron despedirse de sus seres queridos. De ahí que el motor que pone en marcha el desarrollo de la trama sea, no ya la idea de una muerte próxima e inminente, sino de aprender a vivir el momento. De como el miedo puede unir o separar a los amigos. o comprobar que en las peores consecuencias, siempre habrá alguien que te tienda la mano.

Todos estos valores y circunstancias son narrados por la autora de una manera pausada, pero a la vez sin que en ningún momento el lector pierda interés y manteniendo de principio a fin multitud de intrigas.
Y es que resulta sorprendente como, precisamente el mayor defecto que vi en EL SEGUNDO ASESINO, termina siendo la mayor virtud de LA CASA DE LA MUERTE. Esa sensación de inseguridad. De caminar por un laberinto donde todos los pasillos acaban en un callejón sin salida, y sin embargo nada invita a rendirse.
La sensación de proximidad a la historia es grandiosa. A ello ayuda que la mayor parte de la trama transcurra en un mismo escenario, creando una atmósfera cerrada e intima que muchos ya disfrutamos con obras como EL BRILLO DE LAS LUCIERNAGAS de Paul Pen u obras tan celebres como EL PASILLO DE LA MUERTE de Stephen King. Escenarios así hacen que te centres mas en el interior de la mente de los protagonistas en lugar del decorado en que se pasean, cosa que logra con creces, puesto que el reparto es tan magnifico como lleno de tópicos de las historias de adolescentes. Desde el matón, pasando por la chica guapa, el que tiene crisis de fe, o el intelectual. He dicho tópicos, que no quiere decir que la historia esté lleno de copias de otras obras, porque no es así. Pinborough crea interés e innovación en una historia que a veces suena tradicional, a veces da la impresión de tomar ideas muy de moda en la actualidad pero siempre bajo un velo de libro que estudia la moralidad y la ética en un entorno que a la mínima puede volverse hostil y solitario.

LA CASA DE LA MUERTE también es una historia de amor. Una relación que nace de una manera tan natural que lo difícil es que algo así no ocurra en esas circunstancias. Si, puede que en ocasiones la autora se cantee demasiado con los diálogos ñoños y los mas reticentes a este tipo de historias terminen vomitando purpurina de colores, aunque hablamos de un romance que nace de la mas pura desesperación e impotencia, una manera de recuperar parte de la inocencia arrebatada y hace que lo insoportable termine siendo, en ocasiones, necesario.

El mayor problema surge cuando comprobamos que la autora nos quiere llevar de la mano por una dirección que no queremos tomar, o al menos en la que no queremos pertenecer demasiado tiempo. Es normal que un tipo de novela como esta quiera que centremos nuestra atención en la relación de unos niños que han perdido completamente la esperanza de hacerse mayores, que saben que pronto morirán sin posibilidad de que nadie tome su lugar como si de un tributo fuera. Sin embargo muchas incógnitas como el origen de la enfermedad que tanto temen, qué ocurre en el temido sanatorio o quién es la supervisora se unen a una cada vez mas creciente lista de enigmas que, o bien tardan mucho en ser reveladas o bien nunca lo hacen. Así, llegamos a un desenlace que realmente nos abre solo un pequeño resquicio de la puerta de las respuestas a la que solo podemos asomarnos pero no quedarnos el tiempo suficiente para comprenderlo todo. ¿Flancos sin despejar para posibles continuaciones? ¿Finales abiertos para que la imaginación del lector rellene los huecos vacíos? Quién sabe.

No quisiera olvidarme de uno de los mayores defectos de la edición española de esta novela, y es de nuevo la absurda necesidad de cambiar la portada original, ya de por si efectiva por otra que inspira una historia sucia y oscura que contradice totalmente los objetivos que el lector busca en la historia. Por no hablar de lo cutre e irrisorio que queda el montaje del corta/pega de la misma cama y el sentido del horizonte que se pierde en una absurda composición de aficionado.

LA CASA DE LA MUERTE no es terror, pero tiene sus momentos escalofriantes. no llega a ser thriller pero la sombra de la sospecha y la de un enemigo invisible siempre está presente. Es una novela sobre un grupo de niños que no han tenido tiempo de disfrutar de la vida, donde todas sus esperanzas les son arrebatadas pero que, sin embargo logran encontrar el brillo de la esperanza entre la oscuridad que les asola, con momentos realmente desgarradores, diálogos fabulosos y con la que, como dije al principio, se comprueba que la obra no describe al autor y que este puede sorprender al mas desconfiado. Muy recomendable.

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