lunes, 23 de noviembre de 2015

Reseña: PROYECTO EXITIUM Z de Fernando Cabeza



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

PROYECTO EXITIUM Z de Fernando Cabeza

Todo comenzó con aquel extraño accidente aéreo en medio del África negra, que liberó un agente vírico desconocido. En pocos días el patógeno se extendió por todo el planeta, causando una pandemia a escala mundial. La mayoría de países están reaccionando con extrema dureza para frenar la propagación del virus, pero todos los intentos parecen ser en vano. La pandemia se está cobrando millones de muertos día tras día. 
Juan es un joven que vive en Carballo, un pueblo gallego situado muy cerca del océano Atlántico. Tendrá que ver, minuto a minuto, como lo que empezó como un incidente aislado se va convirtiendo en una seria amenaza para la civilización. En medio del Apocalipsis se están sucediendo hechos extraños que no dejan claro que el virus haya aparecido de forma fortuita, como se pensó en un primer momento. Todo apunta a que detrás de la pandemia se esconde algo más.

He leído cerca de centenar y medio de novelas de muertos vivientes. Muchos dirán que soy un afortunado por tener a mi disposición tantos títulos del género, por haber indagado en tantas y tan variadas historias, y por haber vivido una etapa donde los muertos vivientes estaban, irónicamente, más vivos que nunca. Pues no.
Parece ser que mientras en países latinoamericanos los zombis prácticamente están surgiendo de las costas ávidos de carne humana, en España este inaudito e inesperado Boom por la literatura Z empieza a dar sus últimos coletazos. No obstante, cada mes no paran de aparecer nuevos títulos, unos pocos aún capaces de ofrecer buenas ideas, otros que pasan desapercibidos y un buen número que no son sino excusas para creerse escritor usando un género que algunos ya catalogan de recurso fácil.
Y lo que para algunos ven mi experiencia como una bendición se vuelve suamente complicado cuando encima te dedicas a hablar sobre lo leído en un blog. No es difícil escribir una reseña cuando la experiencia es positiva. Mucho menos cuando es negativa, porque ademas de sencilla suele ser divertida de realizar (No penséis por ello que me mueve el morbo, es más bien que da mayor espacio a la creatividad y al criterio personal). El mayor problema suele venir cuando la novela que lees no te dice absolutamente nada.
A mayor cantidad de historias de zombis que uno lee, mayor es la exigencia que uno busca en su originalidad, desarrollo, etc. Es por ello que en ocasiones me planteo si una reseña que haga ahora de una novela Z será realmente imparcial o mis opiniones vienen influenciadas por el exceso de experiencia.

Esta especie de revelación me ha venido a la mente mientras leía el debut autopublicado de Fernando Cabeza, PROYECTO EXITIUM Z, una novela que, pese a notarse más ganas y buenas intenciones que muchos títulos acunados por editoriales a tener en cuenta, un experimentado lector del género lo pondría muy cerca de catalogarlo con el termino "desastre".
¿Y si pruebo a dar los dos puntos de vista distintos? Y si opino de la obra como si fuera una de las primeras lecturas de género Z que consumiera y por otro lado la que tendría alguien que se acerca a los 150 relatos similares leídos? ¿Que es lo peor que puede pasar? ¿Que a la gente le de por arriesgarse y buscar su propia opinión tras leerla?. Gracias a Dios entonces...

PROYECTO EXITIUM Z de Fernando Cabeza (Para iniciados)

Y es que parece que por mucho que nos pese a algunos, este subgénero que empezó en nuestro país gracias, de forma internacional al MANUAL DE SUPERVIVENCIA ZOMBI y GUERRA MUNDIAL Z de Max Brooks, y de forma nacional a APOCALIPSIS Z de Manel Loureiro se resiste a abandonar las listas de novedades literarias. Algunos se esfuerzan en crear historias totalmente innovadoras, otros optan por fusionar temáticas y los hay que van más allá escribiendo crossovers o reescribiendo clásicos añadiendo a algún que otro podrido comecerebros. Sin embargo, los hay que, entre tanta experimentación y riesgo optan por la formula clásica que acuno, entre otros, el nombrado gallego.

Por lo tanto, los mas aficionados a las historias de supervivencia apocalíptica encontrarán en PROYECTO EXITIUM Z, en mayor o menor medida todos los ingredientes que un relato de este tipo necesita: Acción, terror, drama, intriga y muchos muertos vivientes. No obstante la mayor baza que podemos encontrar es en la cantidad de movimiento que rige la acción. Los personajes no pararán a lo largo de toda la trama de recorrer de punta a punta el noroeste peninsular, en busca de supervivientes, de refugio y sobretodo de una respuesta al infierno que viven. Obviamente no sera un camino de rosas, y a cada metro que recorran deberán enfrentarse a diversas amenazas, algunas que dejan la peligrosidad de los zombis a un nivel irrisorio.

Fernando Cabeza ha creado con su debut una historia que claramente bebe de manera muy directa de clásicos como APOCALIPSIS Z, no solo por la tierra en la que está ambientado, sino por su desarrollo y ritmo narrativo, al que se le añade la intriga principal que supone el propio título de la novela.

Y ya está. Aquí acabaría la reseña (y las he visto más cortas) si no tuviéramos en cuenta que nuestra experiencia con los muertos vivientes dejó hace mucho tiempo atrás la cáduca trilogía de Loureiro. Así pues...


PROYECTO EXITIUM Z de Fernando Cabeza (Para veteranos)

Si imaginamos que somos un náufrago que ha alcanzado la costa de una isla desconocida agarrado a un tronco, quizá sea conveniente contemplar y valorar el continente antes que aventurarnos con el contenido...
... Entonces si siguiéramos imaginando que somos náufragos, cogeríamos nuestro tronco y nos volveríamos aterrorizados a aventurar en la creciente marea, alejándonos lo posible de la orilla sin echar la vista atrás. Y es que la edición del formato físico de la novela es terrible, nefasta, que causa hasta vergüenza pasear el tomo por la calle.
No solo estoy hablando de la falta de mis preciadas solapas que nadie usa ya como separadores pero es consciente de la resistencia que ofrece esto a las esquinas. El problema viene cuando, ademas de no existir estas, el cartón de la tapa es tan blando que casi se convierte en una página mas y que, cuando llevas la mitad del libro, lo realmente complicado es volver a cerrarlo. A eso le podemos sumar la extraña textura de la cubierta la cual absorbe TODO, por mucho que te laves las manos o uses guantes de plomo para manejar el libro. Grasa, humedad, sangre, pieles muertas, todo va absorbiéndose y acumulándose en ella formando repugnantes manchas que no se quitan ni con fuego. Fernando, si la novela no funciona, ponte en contacto con Scotch Brite, igual te compran la patente para sus productos.

La portada es otro elemento que no tiene desperdicio. Yo creía que la fina linea que separa lo decente del mal gusto ya lo superó VERANO DE MIEDO con su "impresionante" caratula. Pero parece ser que la misma técnica empieza a crear escuela, y en lugar de usar una ilustración, retoque fotográfico o incluso algo minimalista que siempre da buenos resultados, los autores empiezan a optar por abrir el Paint, usar un par de tipologías de letras que incluyan alguna salpicadura de sangre y listo, a imprenta. Bueno, aquí además se han añadido un par de manchurrones pixelados que, si uno se fija bien, se dará cuenta de que es una interpretación del mapamundi. Un alarde de originalidad, vamos.
La maquetación no se queda atrás. Lineas completas para separar cada uno de los párrafos y diálogos, guiones (¡¿cortos?!) en estos que aparecen y desaparecen según le venga en gana al autor, una extraña fobia al uso del signo ":", palabras y/o letras que desaparecen por arte de magia,...  Una autentica joyita que hará que tengamos que agudizar al máximo todos nuestros sentidos para poder seguir el hilo de la narración.

Comentaba en la primera mitad de la reseña que PROYECTO EXITIUM Z debía mucho a APOCALIPSIS Z de Manel Loureiro. Posiblemente afirmar eso es quedarse corto. No voy a usar el termino plagio porque es excesivo y carente de razón, pero es dificilísimo no rememorar dicha novela desde el principio de la lectura. Y no me refiero, reitero, únicamente al emplazamiento donde están ambientadas ambas historias, sino a que su estructura argumental casi hacen pensar al lector que está ante un spin-off, una historia que se desarrolla en el mismo mundo pero a unas calles de distancia y con distintos protagonistas. No va a faltar la ya trillada (perdón, clásica) estructura de novela de supervivencia zombi:

 1) Personajes se enteran del comienzo de una epidemia por medios informativos. 2) Personajes viven en la puerta de su propia casa el primer enfrentamiento con un infectado, sobreviviendo de chiripa. 3) Personajes se enteran por medio de alguna carta/mensaje radiofónico/otro superviviente que existe un refugio. 4) Salen de casa en dirección a dicho emplazamiento y se dan cuenta tarde de que han saltado de la sartén y han ido a caer en las brasas. 5) El ejercito lejos de ofrecer ayuda son una muestra de autentico hijoputismo radical. 6) ¡Coño! al menos no hay un cura lunático...

Y no estoy quejándome de la falta de originalidad de la novela, al menos no quejándome únicamente de eso, ya que ese tema está hártamente hablado y las limitaciones son evidentes. El problema aparece cuando, llevando un tercio de la historia sólo una sensación invade el momento: aburrimiento.

PROYECTO EXITIUM Z es terriblemente aburrido, insustancial e irrisorio. Es así de sencillo. Estamos ante una novela que si bien puede agradar a alguien que haya leído pocas o ninguna novela de zombis, a los demás no alcanza a aportar una mínima dosis de las sensaciones que una historia sobre el fin del mundo tal y como lo conocemos debería ofrecer. No consigue que nos creamos nada de lo que ocurre. Entonces ¿Donde encontramos al culpable de esto?

La historia nos presenta a Juan, un chaval que parece haber nacido con un trébol de cuatro hojas metido en el culo, porque si no, no se explica cómo el destino siempre le tiene preparado algo para salir del paso. Refrigeradores llenos de comida a causa de oportunas barbacoas no celebradas, vecinos con generadores a diesel guardados en la mesita de cama, vehículos militares que por dentro son auténticos botines armamentísticos, etc. Vamos, que si Juan fuera diabético no me hubiera sorprendido que mas pronto que tarde se hubiera cruzado con una furgoneta de reparto abandonada hasta los topes de insulina.
Dicha suerte además se verá reflejada en sus encuentros con otros supervivientes. O eso, o el tío es famoso, porque todo el mundo le conoce y además no dudarán en ofrecerle toda su confianza perdiendo el culo por él. Si, parece ser que en Galicia mientras no lleves una Z marrón bordada en el hombro o seas un zombi eres más majo que las pesetas.

A Juan, de profesión informático, nos lo ofrecen como un claro ejemplo de espécimen por el que los psiquiatras se matarían para tratarle, que igual te va dejando charcos de lagrimas por las esquinas, como se le pone farruco a un gorila de dos metros armado con un lanzamisiles. Estamos ante un personaje con el que es verdaderamente difícil empatizar, y buena parte de la culpa la tiene el narrador, o más bien la falta de nexo entre este y el protagonista.
Aquí, mientras nos enseñan a un Juan que apenas sabe hacer la o con un canuto, el narrador es una autentica enciclopedia sobre geografía, armamento militar y vehículos de automoción y sus marcas. Que no es que esté mal hecho, pero se agradecería cierto realismo, y por ello, tanto el que narra la historia como el que la vive deberían saber exactamente lo mismo.

Al final PROYECTO EXITIUM Z termina siendo  algo como la serie de dibujos de Marco pero con zombis, La búsqueda de unos padres cuyo destino nos es desconocido y donde es preferible llevar un rifle al hombro en lugar de un mono amaestrado.

El estilo de Fernando Cabeza es bastante correcto, sencillo y eficaz, pero que tiende a irse por las ramas en momentos innecesarios para luego sin embargo querer zanjar deprisa y corriendo las situaciones que mas interés consiguen despertar.
Escenas que no son muy abundantes, todo sea dicho de paso, ya que tras un prologo de lo mas emocionante y lleno de intriga, lo que sigue es un nuevo refrito, de tramas, situaciones y paisajes donde todo, absolutamente TODO ya se ha contado en novelas y películas anteriores (Si, incluido el objetivo del mítico Proyecto Exitium)

Por suerte los diálogos no se alejan de una naturaleza bastante creíble, cosa que es de agradecer, ya que aquí al menos los personajes no empiezan a filosofar sobre la vida y la eterna lucha entre el bien y el mal como si de charlas victorianas se trataran mientras un muerto viviente se hace canapés con sus higadillos o en pleno tiroteo.
Y lo que sigue no es un defecto propiamente dicho, más bien es a nivel personal: Resulta muy arriesgado dejar un final tan abierto (mejor dicho, acaba justo cuando la cosa se va a poner interesante aunque inverosímil y bastante fantástico). Quizá un público cada vez más exigente con el género prefiera disfrutar de una obra autoconclusiva con algún hilo suelto en lugar de una saga que depende exclusivamente del éxito de la primera entrega.

Terminando, y mezclando ambas conclusiones, estamos ante una nueva novela Z cargada de acción (eso hay que admitirlo, es un no parar de carreras, tiros y acechamientos), con algún punto de suspense pero fácilmente previsible cuyo mayor problema es su monotonía y nula originalidad tanto en la historia principal como en los episodios que la componen. Por ello, solo es recomendable para quienes apenas han ahondado en el género.

A Fernando aún le queda mucho camino que recorrer y mucho sudar sangre para forjarse un nombre, y con mayor dificultad habiendo elegido una temática tan explotada y en la que cada vez el publico exige más. No es una novela notable, pero tampoco es ni mucho menos la peor. Nos queda el consuelo de saber que los zombis de la costa atlántica están más animados y son más divertidos que los de la levantina.




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